SEXTO CONCURSO DE ESCRITURA Y PINTURA !! / SIXTH WRITING AND PAINTING CONTEST !! / #WORLD OF XPILAR

Alianza en el Paraíso Blanco

---

---

¿Ven a ese pingüino de ahí? No ese, el que está un poco más a la derecha… Eeesee mismo, el de la punta… Ese, soy yo. Me llamo Alex, los otros 3 son mis primos, “Los Pingüinos más hábiles y fuertes del Paraíso Blanco”, los otros que están apartados son mis padres, “Los Lideres de los Pingüinos Emperador”.

¿Qué hago yo ahí? Buena pregunta, es una historia… ¿Extraña? Los Delfines, también son importantes, se hacen llamar “Los pescadores”, entre ellos está mi mejor amigo Steve.

Resulta que, Pingüinos Emperador y Delfines eran enemigos desde hace siglos. Jamás entendí el porqué, solo sé que desde que salí del cascaron, mis padres me dijeron que jamás me acercara a ellos.

Por ser el hijo primogénito, tenía acuestas una gran responsabilidad, debía ser fuerte, rudo, ágil. Un símbolo de que la familia al mando era la mejor. Peeeero, era todo lo contrario de lo que esperaban.

Siempre fui torpe… ¿Cazar? Jamás lo hice bien. Se supone que debía ser el líder cazador, “El Pingüino más ágil y fuerte”, pero al final, ese era mi primo Fanatic, que junto a Lucas y Andrés eran los mejores cazadores. Yo, por tradición familiar, debía ser uno de ellos. Cuando íbamos a cazar, nosotros 4 éramos los que más resaltaban, ellos por ser quienes más cazaban y yo, por hacer el ridículo. Al final del día, ellos recibían aplausos y yo risas. Siempre era igual, por más que lo intentaba, jamás seria como ellos, yo no era un cazador.

Conocí a Steve hace años, estábamos pequeños. Yo estaba jugando, cuando escuche ruidos extraños provenientes del agua. Me acerque al risco para ver qué era lo que hacia esos ruidos y ahí estaban ellos, Los Delfines.

Nunca los observe de cerca. Note que uno era más pequeño que los demás, pero cazaba como un experto. Estaba tan distraído que no me fije que me estaba acercando demasiado a la orilla y caí. Mientras caía, en mi mente solo resonaban las palabras de mis padres: “Jamás te acerques a ellos, son seres sin corazón que te devoraran”. Era mi fin.

Cuando desperté, estaba en una cueva con Steve. Él me había salvado. Me di cuenta que no era como todos decían. Desde entonces, él y yo nos encontrábamos en esa cueva a jugar, pero ni su familia, ni la mía, sospechaban de eso. De enterarse, nos separarían y acusarían de traición.

Las cosas cada vez estaban peor, discutían y peleaban, todo porque ambos cazábamos en la misma zona. Ningún bando iba aceptar compartir.

Un día, mientras estaban en sus acostumbradas discusiones, Steve y yo decidimos buscar otra zona de pesca, sin percatarnos que había un barco cerca. Ellos lanzaron una red, Steve y yo nos vimos atrapados, era nuestro fin.

Cuando estábamos por aceptar nuestra derrota, vimos venir a nuestras familias. Los Delfines impulsaron con sus colas a los Pingüinos hacia la red, para que estos pudieran cortarla, mientras ellos saltaban por encima del barco, causando distracción.

Bastaron minutos para quedar en libertad. Ya en el agua, nadamos rápido para alejarnos y volvimos a casa. Ya ahí, Steve y yo les explicamos que estábamos cansados de ocultar nuestra amistad y de escucharlos pelear. Les hicimos ver lo bien que trabajaron en equipo, era suficiente de tanta enemistad. El Paraíso Blanco era lo suficientemente grande para vivir en armonía ambas familias.

Costo que aceptaran, pero al final firmaron la paz. Ahora, se ayudan entre sí, yo deje de ser el hazme reír de los pingüinos, y Steve y yo nos convertimos en los símbolos de la paz del Paraíso Blanco.