OCTAVO CONCURSO DE ESCRITURA Y PINTURA !! / EIGHTH WRITING AND PAINTING CONTEST !! / #WORLD OF XPILAR

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Mi forma inmensa de ver la vida

¡Es hermoso!, ¿verdad? Mi hogar… Sus colores, su hermoso azul, su grandeza… Jamás había sentido más un lugar como mi hogar, que este.

Me recuerda a aquel lugar del que hablaban esos viejos peces de la tienda, ellos decían provenir de un azul infinito, en el que podías nadar hasta por una semana y jamás llegarías a chocar con un cristal. Donde los colores de los corales y arrecifes eran tan hermosos, que podías pasar horas maravillándolos… El solo imaginarlo, me hace querer haber tenido la edad de esos viejos, para poder haber vivido en ese encantador lugar, pero no… Nací y crecí entre cristales, hijo de peces de pecera.

Jamás me queje de mi vida, al final… No conocía nada más, siempre estuve en una pecera, viendo como peces iban y venían, preguntándome si en algún momento yo también me iría a otra pecera o envejecería como esos viejos peces de la otra repisa.

Tenia muchos amigos, pero la mayoría ya se habían ido, todos ya ocupaban un lugar lejos de aquí. Me sentía solo, para mí era nuevo ese sentimiento, éramos miles de peces y en un instante…

Ya comenzaba a sentirme como esos viejos peces que nadie quería.

Un día, como siempre, paso una familia por la tienda… Mamá, Papá, una pequeña de más o menos 6 años y un chico como de 11. Algo casual, veía tantas familias a diario que una más no era especial o al menos eso pensé.

La niña quería un perrito, ¡Vaayaaa!, la vi escoger tantos que prácticamente quería la tienda entera… ¡Adiós al inventario de cachorros! Encargado, llame a su jefe, harán la venta del año.

Lamentablemente, perrito que cargaba, perrito a el que sus padres decían “¡NO!”… La cara de tristeza de la pequeña casi me hace llorar, con ojitos suplicantes miraba a sus padres, esperando cambiaran de opinión al ver tan tierno rostro, pero no, sus padres con el corazón duro como una piedra, mantenían su palabra. En eso, veo al chico acercarse a la pecera, miraba por todos lados, hasta que fijo su mirada en mí. Yo, nade hacia el cristal, no sé por qué, solo lo hice.

Él, seguía mirándome, comenzaba a pensar que el chico tenía un problema, no decía nada, ni parpadeaba… Si, definitivamente, el chico tenía algo mal... Ya me estaba girando para nadar fuera de su vista, hasta que el muchacho abrió la boca.

-¿Y si nos compran un pez?- dijo el chico – Lo cuidaremos entre los 2, prometo no olvidar alimentarlo y sé que ella, tampoco lo hará.

El chico, miro a su hermanita, no sé si le hizo alguna seña, pero a esa pequeña se le ilumino la vida… Los padres se miraron entre si y aceptaron el trato. Le dijeron que escogiera solo uno. Él, me sorprendió al decir que ya había escogido uno y me señalo a mí.

Yo sin saber cómo reaccionar, solo vi cómo me sacaban de la pecera y me echaban en una bolsa con agua. Los padres cancelaron un pez dorado, una pecera y comida para peces.

Desde ese día, estoy aquí, ocupando un lugar en esta pequeña familia, aunque estoy solo en esta gran pecera, me gusta como la han ido decorando. Me alimentan 2 veces por día y la pequeña me canta cada vez que llega de la escuela. No es mucho lo que tengo, pero, no puedo quejarme, estoy en un lindo lugar, con lindas personas y haciendo feliz a la niña con el rostro más tierno que he visto en mi vida.