Historia de mi autoria: Un pedazo de infierno en mi cielo

in WORLD OF XPILAR3 years ago

Un pedazo de infierno en mi cielo

     Fui creado con un propósito: “Cuidar a mi humano”. Dicho así, suena sencillo, ¿no lo creen?, pero no lo es. Cuando te asignan a un humano, es al azar, así como te puede tocar cuidar al hijo de un magnate millonario que lo tiene todo, también puedes correr con la suerte de cuidar a un desvalido niño huérfano que vive en las oscuras calles de un barrio, y la verdad, eso no es lo realmente difícil, lo peor de este trabajo es cuando te toca compartirlo con un demonio.

     Había llegado el día, me asignarían a mi humano. En todos los años que pasamos en la Escuela de Ángeles, aquello que más se nos repetía era: “Cuiden a su humano”, “Llévenlo por el camino del bien” y “Jamás permitan que el demonio les gane en la toma de decisiones”. Pero siempre me pregunte, ¿Si ese es nuestro trabajo, el del demonio es hacer todo lo contrario o cómo funciona la cosa? Tenía muchas dudas y a la vez mucho miedo de que alguien me las respondiera, no sabía si quiera por donde comenzar pero se me acababa el tiempo, debía ponerme en marcha, porque… Mi humano… Estaba a punto de nacer.

     Descendí en una especie de hospital, algo pequeño para la cantidad de gente que había. Mire entre las personas buscando la bolita de luz plateada… Es decir, a mi humano, solo que como aún estaba en el vientre de su mamá, pues… Ustedes entienden, la luz era mi guía, era como ese cartel de luces que me decía “Aquí está la razón de tu existencia”… Ok, eso sonó mejor en mi mente, ahora suena algo triste… ¡¡¡Allí esta!!!

     Llevaban a su madre en una silla de ruedas hacia la sala de parto, me apresure para poder presenciar ese momento, todos decían que era increíble, es lo que llamaban “El milagro de la vida”, y tenían razón, fue… ¡Increíble!

     Los primeros años fueron sencillos, ya que seguía solo, por lo que me habían contado, los demonios llegan a la vida de los humanos era a los 10 años de edad, ¿por qué? No lo sé, solo sé que mi humana era un encanto, la niña más buena y tierna del mundo, no me daba que hacer y tenía una gran familia, prácticamente todo era perfecto…

. . .

     ¡Oh no! Llego el día, en solo 1 hora llegara ese repugnante ser con el que deberé compartir mi trabajo. Juliet acababa de dormirse, siempre se dormía tarde por estar leyendo historietas o jugar con su Nintendo DS, a pesar de los llamados de atención de sus padres, lo seguía haciendo… Si lo sé, mi deber es hacerla una niña obediente, pero ella es buena y no le hace daño a nadie con acostarse 2 horas más tarde de lo debido.

     ¡11:59 de la noche! Solo un minuto… Estaba nervioso, ¿Cómo sería?, ¿Qué le diría?, ¿Acaso, seria cort…? ¡Ay, por todos los cielos!, ¿Qué estaba diciendo? Era un demonio, obviamente sería la mayor basura de esta tierra, son seres sin corazón y repulsivos, apenas toque este cuarto, seré firme y…

¡Qué asco!, ¿Qué pony vomito este cuarto? Espero haber llegado justo a tiempo para enseñarle un poco de arte a esta niña.— dijo una voz femenina con desagrado.

     Una chica de piel blanca como la nieve, ojos verdes como esmeraldas y, cabello largo y de un profundo color negro, miraba con repulsividad la habitación, no fue hasta que vi sus alas puntiagudas, sus pequeños cuernos que sobresalían de su cabeza de entre sus cabellos y la prominente cola que salía de su espalda baja, que supe lo que era… Ella era el demonio al que estaba esperando.

¿¡Hola!?... ¿Tú eres el demonio de Juliet?— pregunte algo, cuya respuesta era obvia, pero esperaba algo de conversación o que al menos notara que estaba ahí.

¡AH!… Es que se llama… ¿Juliet?— me disponía a responder cuando ella me interrumpió, ya veo que no es cortes—Si, yo soy Alice y tu… ¿eres?

     Me apresure a responder, estirándole mi mano—Antuel, mi nombre es Antuel

     Ella ni siquiera vio mi mano, me dio la espalda y respondió de forma tosca mientras examinaba más a fondo la habitación—Nunca entenderé por qué los nombres de todos los ángeles terminan en “el”… Es enfermizo ¿sabes?, y luego dicen que los enfermos somos nosotros.— rió descaradamente mientras movía su cola.

     Por lo visto, esa chica no tenía modales, era grosera y petulante… Esta sería una laaaarga jornada laboral.

     Pasaban los días, semanas, meses y años… No muchos la verdad, Juliet había cumplido 13 años el mes pasado y, por los momentos, yo iba ganando… Se los dije, Juliet es un alma pura, por más que Alice le diera ideas, como responderles de forma grosera a sus padres por no haberla dejado ir a aquella fiesta o ir a partirle el tabique a la pretenciosa de Penélope Montiel para que dejara de hacerle bullying… Juliet ni se inmutaba, por más que lo pensara así fuera una fracción de segundo, su corazón noble no le permitía cometer tales actos.

     Alice muy rara vez me dirigía la palabra, a menos que fuera para decirme groserías o lanzarme maldiciones por haberle ganado. Supongo que a ellos también los enseñan a tener el menor contacto posible con nosotros, yo no le hablaba… Bueno, lo hacía a veces, más que todo en las noches, ya que Juliet dormía, no tenía nada mejor que hacer, pensaba que un poco de platica no nos haría mal, con tal, no le preguntaría como era su padre, o como era su vida en el infierno, solo quería hablar sobre nuestro día, compartir experiencias, intercambiar ideas… Pero no, ella siempre, lo único que hacía, era mirarme con desprecio y acto seguido, mirar el techo. Como si solo hubiera escuchado un zumbido molesto.

     La semana siguiente algo extraño ocurrió, durante la noche, mientras ambos nos encontrábamos mirando nuestros propios pies en el cuarto de Juliet, este comenzó a tornarse oscuro, frio… El ambiente paso de ser agradable a ser tétrico en una milésima de segundo. De inmediato la mire a ella, pensando que podría estar usando sus poderes, pero al ver su rostro, supe que era algo peor… Ella estaba aterrorizada, miraba cada esquina de la habitación como si esperara que un león hambriento apareciera de entre las sombras y la devorara. Cuando noto mi mirada, se puso erguida y se dio la vuelta.

Ya… Ya regreso…— dijo con voz temblorosa. Su comportamiento era tan extraño, jamás la había visto así. Apenas salió de la habitación, esta volvió a su estado habitual. Me sentí más aliviado, temía por Juliet, se de antemano que los demonios son peligrosos y pueden poseer a los humanos, pero no, no en mi guardia señores.

     Una hora más tarde, ella volvió. Más pálida que de costumbre, sus manos temblaban y carecía de expresión facial.

¿Alice… Te encuentras bien?— pregunte esperando su típica mirada fría o una respuesta llena de púas y vidrios rotos.

…¿Qu...e? ¡Ah, si! Sí, estoy bien… Solo…— con esa última palabra su voz se quebró y por su mejilla descendió una lagrima… Un demonio… ¿Llorando?. Esto tenía que ser una broma, ellos no tienen sentimientos, solo maldad.

     Me acerque un poco para ver si era fingido, ver si se le escapaba una risita malévola, pero al sentirme cerca, cubrió su cara con ambas manos y me dio la espalda. No sabía qué hacer, ¿la dejaba sola y me iba a otra habitación?… No, esa no era una opción, no dejaría a Juliet sola con un demonio y mucho menos después de lo que sucedió tiempo antes. No, eso nunca, pero… Entonces, ¿Qué debía hacer?, no podía evitar sentir lastima al escuchar sus sollozos. Pose mi mano sobre su hombro y prepare cada centímetro de mi cuerpo para cualquier brutal ataque que ella propiciara contra mí. Su cuerpo se estremeció con mi tacto y basto unos segundos para que ella girara hacia mí de forma rápida, cerré mis ojos por miedo, hasta que algo cálido rodeo mi cuerpo. Abrí mis ojos y la vi a ella, aferrada a mí, llorando desconsolada, su cuerpo temblaba y su rostro se enterraba cada vez más en mi cuello.

     Me tomo por sorpresa, no sabía qué hacer ni cómo reaccionar, solo por reflejo le devolví el abrazo y sentí como poco a poco su cuerpo de relajaba y su llanto frenético cedía. No sabía que cosa tan horrible la pudo haber puesto así, pero sabía que ese abrazo era lo que ella necesitaba para sentirse mejor.

     Al otro día, mientras acompañábamos a Juliet a una rápida ida al baño durante su clase de Ciencias, al encontrarnos solos, sin ningún otro ángel o demonio cerca, ella se me acerco por la espalda.

Respecto a lo de esta madrugada… Quiero que sepas…— esta vez, yo la interrumpí.

Descuida, está bien. No me molesto ni nada por el estilo, sino quieres hablar de ello, está bien. Me alegra que estés mejor.— ella no había dicho ni una palabra, ni durante ni después del abrazo, no quiso hablar, supongo que era vergonzoso para ella… ¡Vaya! También lo era para mí, pero no podía forzarla, al fin y al cabo, no somos amigos, solo compartimos a una humana, listo, ese es nuestro único vínculo. No espero ni más ni menos de ella.

¡Gracias, Antuel!— mi cara de sorpresa ante ese gracias, no pude disimularla. Era la primera vez que de su boca salía algo tan… Amable. —Yo no debí descontrolarme de esa manera, no puedo contarte lo que ocurrió porque se nos tiene prohibido hablar de ciertas cosas, pero me gustaría pedirte que no comentes nada de lo sucedido con nadie, si esto llega a oídos de un demonio… Sera mi fin, ¿comprendes?

Eeeehhh… Si, si… No... No te preocupes. No diré nada, igual, no es como que me convenga decir que abrace a un demonio… No, no… Eso no sería bueno para mí tampoco.— le dije, para que se diera cuenta de que ella no sería la única que la pasaría mal, el Consejo de Ángeles solía ser muy rudo cuando de contacto “extra” con demonios se trataba. —Y, no tienes nada que agradecer, un abrazo no se le debería negar a nadie, ni a la más horrible criatura— tome su mano para que sintiera mi apoyo y buena voluntad, ella levanto la mirada y por primera vez sus ojos no me miraron con desprecio; esos enormes ojos verdes por primera vez en años, me sonreían y daban un aire de timidez. Desde ese día, las cosas cambiaron entre nosotros.

     Cada noche teníamos una conversación amena y divertida, ella se reía de mi benevolencia y yo me reía de su maldad, ella me contaba como los preparaban para el mundo exterior y yo le enseñaba las leyes angelicales. Durante el día éramos 2 guardianes más, que solo caminaban al lado de su humano y lo ayudaban a tomar decisiones, con la pequeña diferencia de que de vez en cuando, a mí me hacía gracia si un pequeño niño se caía y a ella le daban ternura los perritos de la calle. Sin darnos cuenta, el compartir nos estaba cambiando, ella adquirió algo de mí y yo algo de ella, y aunque ella seguía teniendo cachos y cola, y yo aureola, no éramos los mismos.

     Una noche, mientras hablamos en el cuarto de Juliet, yo tome su mano y ella en un gesto entre asombro y aprobación, me abrazo fuerte, pero esta vez no llorando, sino sonriendo. Su tacto fue cálido y tierno, como el de una pequeña flor en verano, su suave cabello negro caía sobre su rostro, tapando las hermosas esmeraldas que ya no reflejaban desprecio o frialdad. Yo la abrace de regreso y sentí como mi cuerpo volaba en un extraño sentimiento que no comprendía en totalidad, pero que me hacía sentir feliz.

     Ella levanto su rostro y me miró fijamente, su cuerpo se separó un poco del mío pero no corto el abrazo. Mi mente intentaba descifrar su mirada, sus gestos, la pequeña sonrisa tímida en su rostro, pero no podía. Ambos estuvimos así un rato, solo mirándonos sin romper el contacto, hasta que ella retrocedió sus brazos, solo un poco, para poder pasarlos entre los míos y llegar a mi cuello. Como si de una fuerza magnética se tratara, mi cabeza se inclinó más y más hacia su rostro, no sabía lo que buscaba hasta que… Sentí su respiración cerca de la mía, sus labios temblaban un poco, como si quisieran abrirse y decir algo pero no lo hacían. Ella al ver que yo no tomaría la iniciativa, me rodeo con su cola y esta, al estar detrás de mí, me dio un pequeño empujón.

     Nuestros labios se unieron y podía sentir como mi corazón pedía a gritos que me quedara así para siempre. Al separarnos y ver sus ojos, sabía que ella sentía lo mismo que yo, ya no éramos solo un ángel y un demonio, éramos Antuel y Alice, ella y yo…

Antuel, esto está mal… ¿Sabes lo que pasaría si esto llega a odios de los Altos mandos? Me desterraran a la Fosa de Castigo, y a ti…— guardo silencio por un momento y sus ojos comenzaron a denotar tristeza. —Te quitarían tus alas, te volverían un humano… Nos separarían de Juliet… Nos separarían— ella comenzó a llorar, de nuevo sentía miedo.

Nadie tiene porque enterarse, yo no diré nada y se que tú tampoco lo harás. Se nos pide reporte de nuestro trabajo, de lo que hacemos con Juliet, no de lo que hacemos tú y yo. Mientras sigamos manteniendo el bajo perfil delante de los demás, esto será un secreto que solo sabremos tú, yo y Ostin el Delfín.— era un peluche enorme de un delfín que tenía Juliet en una repisa de la habitación.

     Ella volvió a abrazarme, al igual que la primera vez, su abrazo pedía a gritos seguridad y yo no sé si lo que estaba a punto de decir se la daría, pero debía hacerlo, ella debía escucharlo…

¡Te amo, Alice!— su cara se separó rápidamente de mi pecho y me miro como una niña asustada, una pequeña lagrima rodo por su mejilla y me abrazo nuevamente.

¡Yo también te amo, Antuel!— su voz era suave y tierna.

     Yo no sabía que nos deparaba el futuro ni lo que haríamos si esto llegara a saberse, solo sé que amaba a esa demonio y ella me amaba a mí. Que disfrutaría de ella hasta que la vida de Juliet terminara, que las protegería a ambas a toda costa, porque ellas eran, la razón de mi existencia.


Dibujo realizado por @lemd96.


Si quieren conocer un poco sobre mí, los invito a leer mi post de presentación: Logro 1.


VamprsJR (3).gif


Sort:  
 3 years ago (edited)

Muy buena historia amiga, la verdad que me encantó.
Felicidades!!

Muchas gracias mami <3

Coin Marketplace

STEEM 0.28
TRX 0.13
JST 0.032
BTC 61060.27
ETH 2927.58
USDT 1.00
SBD 3.55