El Esquilador de Ovejas / The Sheep Shearer
Fuente/Source
Español
El Esquilador de Ovejas
Daniel salió de la casa como todas las mañanas, aun Peridoni, el sol de aquel mundo, no asomaba por el horizonte, una estrella enana amarilla situada en lo que desde la Tierra hubiese sido identificado como la constelación del cisne.
Peridoni era un antiguo mito granjero de Perseo, donde a los niños se les cantaba sobre Peridoni, un monstruo que, todas las mañanas, intentaba hacer salir el sol por el horizonte, pero que, a causa de su molesto hermano, Afidoni, quien quería seguir durmiendo, no podía conseguirlo, por ello, en Perseo nunca salía el sol, llegando sólo a asomarse ligeramente dos veces al día.
Dionisio, desde el principio, cuando se planificó su terraformación, fue concebido como un mundo granjero, con una brillante estrella amarilla, extensas llanuras que se inundan en el verano y grandes cantidades de agua dulce y salada, aunado a la presencia de tres grandes continentes y una gravedad muy parecida a la de la Tierra, lo hacían el paraíso para quienes deseaban cultivar la tierra o criar ganado. Fueron sus primeros colonos, venidos de Perseo, los responsables de su nombre y el de su estrella.
La población de aquel mundo no superaba los dos millones de humanos, distribuidos en algunos centenares de granjas y pequeños pueblos, lo cual contrastaba con las más de doce mil millones de cabezas de ganado de diferentes tipos; ovinos, porcinos, caprinos y bovinos, principalmente, pero también había una gran población de equinos, avestruces y emúes.
Para el control de esta inmensa cantidad de ganado, las granjas hacían un intenso uso de robots, por lo que la población de estos, también superaba por mucho a la de humanos, llegando a poco más de cien por cada persona; robots pastores, de ordeño, alimentadores, aradores, cultivadores, procesadores de carnes, drones de monitoreo de clima y de cosechas, fumigadores, fertilizadores, por supuesto, robots que reparadores de robots y un extenso etcétera. Se podía decir que Dionisio era un gran y automatizado granero.
Los abuelos de Daniel formaron parte de esos pioneros, venidos desde Perseo a aquel mundo, consiguiendo una concesión de ciento ochenta mil hectáreas de tierras de pastoreo, en la que su familia había iniciado la cría de reses y ovejas. Aquí Daniel había pasado su infancia y ahora emprendía su propia iniciativa, con la compra de un rebaño de cien mil ovejas, traídas de Tetis, decidió iniciarse en la producción de lana, al instalar una pequeña planta procesadora en la porción de terreno que le fue cedida por su padre.
Daniel abordó el ATV, que usaba para desplazarse por su porción de terreno y se deslizó hasta el edificio de los esquiladores, a donde los pastores deberían estar llevando su rebaño de ovejas.
Frente al edificio había una gran acumulación de animales, que bajaban desde las colinas, guiados por al menos una docena de robots y monitoreados por dos drones, sin embargo, las instalaciones parecían estar inactivas. Daniel avanzó hasta el portón entrada, encontrándola cerrada, con un androide esquilador sentado en el piso, con su espalda recostada en él.
―¿Qué sucede aquí?, ¿por qué no han empezado a trabajar? ―pregunto al androide, a la vez que se apeaba del ATV.
―Mis compañeros están dentro dispuestos a laborar ―dijo el robot, sin levantar la mirada del suelo.
―Y, ¿por qué no han empezado?
―Porque yo estoy bloqueando la puerta ―respondió el robot.
―Eso es obvio, pero, ¿por qué lo haces?
―Porque me fue dada la instrucción de no dañar a ninguna forma de vida animal, aunque mi propia integridad se vea amenazada, excepto que se trate de proteger a un humano del ataque de otra forma de vida que potencialmente atente contra su existencia y aun así, mis acciones no deben infligir daño irreparable sobre la forma de vida agresora y si presenciase que, a causa de un desperfecto, otro robot estuviera a punto de causar daño a una forma de vida, debería prevenirlo, evitando en lo posible, que mi propia integridad se viera afectada en el proceso ―respondió, citando uno de los ya conocidos principios de programación de las IA.
―Pero, no entiendo que tiene que ver tu directiva, con esto.
―Pues que esquilar a las ovejas les hace daño y no lo voy a hacer e impediré que mis compañeros, que obviamente tienen algún tipo de mal funcionamiento, lo hagan.
―Pero si tu eres un robot esquilador ―dijo Daniel, asombrado por el razonamiento del robot ―. Además, esquilar a una oveja no le hace daño.
―Ayer durante la esquila, sin que fuera mi intención, dañe a una oveja, que resultó con una profunda herida ―respondió el robot ―. Así que esquilar a una oveja las daña.
―Sí, recibí el reporte del incidente, pero la oveja no fue gravemente herida, y está bien, ya debe estar pastando en las colinas nuevamente, no hubo ninguna consecuencia grave de ese error.
―Pero mis directrices indican que no puedo dañar o dejar que un ser vivo sea dañado por un robot, a causa de un mal funcionamiento.
―Claro, y todo se ha tratado de un error de tu parte, que no tuvo ninguna consecuencia, no puedes detener por eso todo el proceso de esquilado, los demás robots, han realizado bien su trabajo y no han dañado a ningún animal ―respondió Daniel, tratando de convencer al robot.
―Entiendo, entonces usted indica que yo he sido el que ha tenido un mal funcionamiento, aunque mi intensión nunca ha sido dañar a una oveja lo he hecho, por lo que mi programación o componentes deben estar averiados ―dijo, levantándose del piso y apartándose de la puerta ―. No debo interrumpir el proceso de esquila, pues mis compañeros no están dañando a las ovejas ―continuó y seguido, abrió el gran portón azul del edificio y luego se quitó del camino de la fila de ovejas que se disponía a entrar para su corte de cabello.
―Que bien que hayas entrado en razón, ahora puedes ir a continuar con tus labores ―dijo Daniel.
―Lo siento, no puedo seguir poniendo en riesgo a otros seres vivos, por lo que debo detener mi mal funcionamiento ―dijo, y a continuación corrió en dirección al ala oeste del edificio donde se encontraba la boca del pozo que alimentaba de agua el edificio, levantó la reja que la protegía y se lanzó en su interior.
Daniel, completamente asombrado por el acontecimiento, permaneció impávido, viendo como aquello sucedía, incapaz de reaccionar para evitarlo. Al parecer, su intento por convencer al robot de que permitiera la entrada de las ovejas, había acabado en su suicidio, a causa de un conflicto ético en sus directrices de funcionamiento.
English
The Sheep Shearer
Daniel left the house like every morning, even Peridoni, the sun of that world, did not appear on the horizon, a yellow dwarf star located in what from the Earth would have been identified as the constellation of the swan.
Peridoni was an ancient farmer myth of Perseus, where children were sung about Peridoni, a monster that, every morning, tried to make the sun rise through the horizon, but because of his annoying brother, Afidoni, who wanted to continue sleeping, he could not achieve it, so in Perseus the sun never rose, coming only to lean out slightly twice a day.
Dionysius, from the beginning, when his terraformation was planned, was conceived as a farming world, with a shining yellow star, vast plains flooded in summer and great quantities of fresh and salt water, along with the presence of three great continents and a gravity very similar to that of the Earth, made it a paradise for those who wished to cultivate the land or raise cattle. Its first settlers, coming from Perseus, were responsible for its name and that of its star.
The population of that world did not surpass two million humans, distributed on some hundreds of farms and small towns, which contrasted with more than twelve thousand million heads of cattle of different types; mainly sheep, pigs, goats and cattle, but there was also a great population of horses, ostriches and emu.
For the control of this huge amount of cattle, the farms made an intense use of robots, so that the population of these, also exceeded by far the human population, reaching just over one hundred per person; robots shepherds, milking, feeders, plows, growers, meat processors, drones monitoring climate and crops, fumigators, fertilizers, of course, robots that repair robots and an extensive etcetera. You could say that Dionysius was a large, automated barn.
Daniel's grandparents were part of those pioneers, who came from Perseus to that world, getting a concession of one hundred and eighty thousand hectares of grazing land, where their family had started raising cattle and sheep. Here Daniel had spent his childhood and now he was undertaking his own initiative, with the purchase of a flock of one hundred thousand sheep, brought from Tethys, he decided to start producing wool, by installing a small processing plant on the portion of land that was given to him by his father.
Daniel boarded the ATV, which he used to move around his portion of the land, and slid to the shearers' building, where the shepherds should be taking their flock of sheep.
In front of the building there was a large accumulation of animals, coming down from the hills, guided by at least a dozen robots and monitored by two drones, yet the facility appeared to be inactive. Daniel advanced to the entrance gate, finding it closed, with a shearer android sitting on the floor, with his back to it.
-What's going on here, why haven't they started working - he asked the android, as he got off the ATV.
-My companions are inside, ready to work, -said the robot, without looking up from the ground.
-And why haven't they started?
-Because I'm blocking the door, - answered the robot.
-That's obvious, but why are you doing it?
-Because I was instructed not to harm any animal life form, even if my own integrity is threatened, except to protect a human from an attack by another life form that potentially threatens its existence, and even then my actions must not inflict irreparable harm on the aggressor life form and if I witnessed that, because of a flaw, another robot was about to cause damage to a form of life, I should prevent it, avoiding as much as possible, that my own integrity was affected in the process - he answered, citing one of the already known principles of AI programming.
-But, I don't understand what your directive has to do with this.
-Well, shearing the sheep hurts them and I'm not going to do it and I'm going to prevent my colleagues, who obviously have some kind of malfunctioning, from doing it.
-But you're a shearing robot, -said Daniel, amazed by the robot's reasoning -. Besides, shearing a sheep doesn't hurt it.
-Yesterday during the shearing, I unintentionally hurt a sheep, which resulted in a deep wound, - answered the robot-. So shearing a sheep does harm them.
-Yes, I received the report of the incident, but the sheep was not seriously injured, and it's okay, it must be grazing in the hills again, there were no serious consequences of that mistake.
-But my guidelines indicate that I cannot damage or let a living being be damaged by a robot, because of a malfunction.
-Of course, and it was all a mistake on your part, which had no consequences, you can't stop the whole shearing process, the other robots have done their job well and haven't harmed any animals, - answered Daniel, trying to convince the robot.
-I understand, then you indicate that I have been the one who has had a malfunction, although my intention has never been to harm a sheep I have done so, so my programming or components must be broken - he said, getting up from the floor and moving away from the door -. I must not interrupt the shearing process, as my companions are not harming the sheep, - he continued and then opened the big blue door of the building and then moved out of the way of the row of sheep that was about to enter for their haircut.
-It is good that you have come to your senses, now you can go on with your work, -said Daniel.
-I'm sorry, I can't keep putting other living creatures at risk, so I must stop my malfunctioning, -he said, and then he ran to the west wing of the building where the mouth of the well that supplied the building with water was located, lifted the fence that protected it and threw himself inside.
Daniel, completely amazed by the event, remained unmoved, watching as it happened, unable to react to prevent it. Apparently, his attempt to convince the robot to allow the sheep to enter had ended in his suicide, because of an ethical conflict in its operating guidelines.
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