Gran preocupación se dibujaba en sus ojos en torno a lo que se avecinaba a lo lejos en el congelado océano ártico y se acercaron a verlo detenidamente, pues lo que era una inmensa embarcación rompehielos que amenazaba con fracturar aquellos gruesas capas de hielo hasta ahora intactas, para estos pingüinos significaba una peligrosa incertidumbre del cual no logran indagar de qué se trataba esta escena, ya que es la primera vez que divisan tal coloso de hierro que está abriendose paso y se vuelve cada vez más ensordecedor a medida que se aproximaba.

Se habían dado cuenta cuando notaron un inusual comportamiento de los delfines nunca antes visto: éstos se apresuraban a nadar muy rápidamente en una dirección contraria a la que solían hacer a menudo y en plena noche estrellada con la inmensa luz de la luna radiante. Por lo que dicho fenómeno es digno de considerarlo como algo extraordinario de haberse llevado a cabo en otro momento.

En el navío venían a bordo un grupo de científicos ávidos por explorar y conocer estas vírgenes y gélidas áreas, además de estudiar e investigar todo en cuanto a sus condiciones se refiere, incluyendo las especies animales que esperan encontrar para desarrollar un documental relacionado con el polo ambiental: zorros árticos y osos polares, morsas, ciertos ejemplares de peces... y por supuesto, los asustados pingüinos que apenas pueden lograr escapar torpemente con sus cortas patitas de goma que están especialmente diseñadas para vagar sobre una esponjosa nieve tan blanca como las nubes del firmamento.

Es bien sabido que los animales actúan por instinto, pero en esta oportunidad se podría decir que estos pingüinos son sabios y muy inteligentes. Saben muy bien que esta extraña visita no va a implicar buenos augurios, al menos a largo plazo de seguro se van a incrementar estas constantes actividades humanas. Al parecer presienten que se irán derritiendo los grandes témpanos de hielo que permanecían congelados por muchísimos años, haciendo que se eleve el nivel de las aguas y éstas a su vez estarán mucho más calientes, imposibilitando prácticamente el desenvolvimiento natural de estos habitantes en su entorno que hasta ahora se había mantenido inquebrantable.

Así pues, tal como los aborígenes americanos en tiempos de conquista avistaban a las carabelas europeas por vez primera sin previa idea de lo que podría significar lo que estaba sucediendo y sucederá en un futuro no muy lejano, estaban todos los pingüinos reunidos contemplando fijamente al barco rompehielos que ya empezó a emprender la labor para la cual fue diseñado.