Cuando amaneció, el cocuyo retomó el viaje hacia la casa de sus tíos. Por allá estuvo un buen tiempo, y cuando decidió regresar pasó por donde vivía la mora y la halló cambiada: estaba joven, con hojas nuevas y adornada con flores. El cocuyo se enamoró de la mora, y le pidió que se casara con él, pero la mora lo rechazó, como un día lo hiciera con ella.

Ante la negativa de la mora por aceptar la propuesta de matrimonio del cocuyo, este le dijo: Está bien, no te cases conmigo. Pero dime: ¿Cómo hiciste para ponerte tan bonita, después de haber estado tan fea?

Ella le contestó que unos hombres habían prendido fuego en la selva y, luego de ella quemarse se volvió joven y bella otra vez.

Cuando el cocuyo escuchó esto, decidió quemarse para volverse más joven y así conquistar a la mora. Así que fue directo hacia donde estaba quemando unas hierbas, y las llamas rozaron su cuerpo, este al sentir el fuego sacudió sus alas para apagar las chispas. Todo su cuerpo estaba negro y chamuscado, y en su cola quedó una chispita, que nunca pudo apagarse.

Desde ese día, el cocuyo es negro y tiene una luz en la cola. Además, en las noches, se lanza sobre cualquier candela que ve. También ronda las matas de mora cuando están en flor, con el deseo de conquistarlas.

En esta historia se ve cómo se le da más valor al aspecto físico que a los sentimientos. La mora cuidó y atendió al cocuyo, mientras estaba vieja y fea, pero este no valoró sus cuidados. Luego, al verla bonita quiso enamorarla, sin importarle el daño que antes le había causado con su rechazo. La vanidad del cocuyo era tal que decidió "lanzarse al fuego", solo para verse más joven, creyendo que así conquistaría a la mora. Su esfuerzo fue infructuoso, y ahora vive cerca de la mora cuando está floreada para ver si la convence de casarse con él. ¿Acaso a los humanos nos pasa lo mismo que le pasó al cocuyo y a la mora? ¿En algún momento le ha tocado a usted ser mora o ser cocuyo?

Como podemos ver, los cuentos infantiles nos motivan a pensar sobre las conductas humanas. Esta es una manera efectiva de interactuar con los niños y saber cuáles son sus sentimientos, y cómo canalizarlos.

Este cuento se lo compré a mis sobrinos Anthony y Solimar. Ellos, de tanto leerlo, se lo aprendieron. Además cuando se iba la luz y veían a los cocuyos, contaban esta historia que yo acabo de "versionar".

Siento que el cuento influyó positivamente en ellos, pues siempre han procurado darle más valor a los sentimientos de las personas, que a las apariencias físicas.

Debo confesar que mis padres nunca me leyeron cuentos, pero papá no paraba de crear historias cautivadoras que acaparaban nuestra atención de principio a fin. Eran relatos inventados por él, con muchos toques de suspenso y con finales inesperados.

Cuando comencé a estudiar la carrera de Educación, Mención Castellano y Literatura, comencé a leer muchos cuentos infantiles. Mi visión como lectora ya no era de inocencia. Pero eso no hizo mella en mi capacidad de asombro y de emoción ante este encantador género literario.

Compré libros de fábulas. Y adquirí una compilación de textos de los Hermanos Grimm, que luego regalé a mi ahijada Laurimar. Leí: El patito feo, El gato con botas, Hansel y Gretel, Pinocho, La cenicienta, Blanca Nieves y los siete enanitos. Caperucita Roja y Los tres cerditos, entre otros.

Siempre que tengo la oportunidad de compartir con niños, saco a relucir mis dotes histriónicas y de contadora de cuentos para pasar con los chicos un momento agradable y alejarlos un poco de los teléfonos celulares. A los adolescentes les cuento que los cuentos infantiles, como los que les he mencionado antes, son de origen alemán, y se contaban de manera oral. Los hermanos Grimm no son sus autores, sino sus recopiladores, y todos tenían un "toque picante" (sexual) que luego se cambió para que tuvieran a los niños como su público lector.

Acá en Steemit he escrito tantas cosas, que no recuerdo si en alguna ocasión he escrito uno infantil. pero puedo intentar escribir uno:

Con vocación de maestra