Mi mamá tenia por nombre Luisa Fermina de Alvarado, yo la llamaba cariñosamente “mami”, quien falleció hace 25 años. Todos los días le doy gracias a Dios por regalarme la presencia de los padres más maravillosos del mundo, en este caso debo referirme a mi mamá que era uno de los seres más bondadosos y buenos que haya conocido. Por eso, aunque se marchó de este plano terrenal, es innegable su presencia, siento que siempre está a mi lado acompañándome en mis alegrías y en mis tristezas.

Aunque mis hijos no tuvieron la dicha de conocerla, yo diría que la conocen aún más que a muchas personas que se encuentran vivas, prácticamente todos los días ella es tema de conversación en nuestro hogar, ya que son muchísimas las virtudes que me hacen recordarla: amorosa, tierna comprensiva, cocinaba riquísimo, nos cocía a mis dos hermanas y a mí unas bellas muñecas de trapo, bolsos, le encantaban las flores y plantas... de hecho tenía un hermosísimo jardín donde cultivaba las más preciosas plantas ornamentales, igualmente cosechaba verduras en un pequeño huerto que amaba.

Además de tener todo el amor de sus hijas, tenía todo nuestro respeto, jamás nos lastimó ni física ni psicológicamente y lo más importante sembró en nosotras muchísimos valores como el amor, el respeto, la constancia, el trabajo entre muchísimos más, es innegable, que para describir todas sus virtudes necesitaría un espacio muy grande para enumerarlas.

Ahora bien, los olores que me hacen evocarla es la crema de almendras que ella usaba, su colonia favorita, el olor de su flor favorita que eran las rosas, las cuales cultivaba de casi todos los colores que existen, los olores de las deliciosas comidas y dulces que nos preparaba como eran el pernil asado, el pastel de pescado seco, pasticho, hallacas, el casabe, los plátanos horneados, el pan recién hecho, el dulce de leche, el majarete de coco, entre muchísimos más, ya que les escribo los recuerdos que rápidamente llegan a mi memoria.

Entre los lugares, mis recuerdos se trasladan a los paseos al páramo, ríos, playas, lugares históricos, fincas, su pueblo natal el Estado Monagas entre otros, pero sin lugar a dudas el lugar que más me gustaba y añoro eran sus brazos, me encantaba que ella me abrazara, ya que me aliviaba todos mis malestares. Le doy gracias a Dios porque mi madre me escogió para ser su hija, y si a mí me dieran a escoger una madre, la escogería a ella entre miles, con ella aprendí que el amor a los hijos es infinito e incondicional y que no hay nada más hermoso en esta vida que es el hecho de ser madre.