SEC-S10W5 / La Paciencia / Perdí la paciencia haciendo las colas para la gasolina

La paciencia es algo similar a un hilo que puede romperse en determinadas circunstancias. La historia del hombre nos ha dejado ejemplos extremos de paciencia. Incluso en la vida real, en el día a día, vemos por aquí o por allá a muchos fieles practicantes de la paciencia.

El Dalai Lama, ejemplo de paciencia y humildad. Fuente
La Biblia narra la historia de un hombre llamado Job que perdió casi todo, incluso por enfermarse estuvo a punto de estirar la pata. Le robaron el ganado, le quemaron las tierras, se le murieron los hijos, la esposa lo miraba feo y miles de calamidades le cayeron encima, más su fe en Jehová se mantuvo firme. Luego, después de las miles adversidades sufridas, Job volvió a recuperar muchas de las cosas que antes tenía.

Según la historia de Job, el mensaje es que, si te mantienes con Dios en tu mente, jamás sucumbirás.

Pero no es tan fácil ser un maestro de la paciencia. Hay momentos en que la tensión de las circunstancias hace que ese hilo se rompa y la situación se escape de nuestras manos. Y es porque no todas las personas somos de igual fortaleza.

Las personas de genios apacibles son las más proclives a la paciencia extrema; en cambio, las personas inquietas y suspicaces son poco dadas a tener tan valioso atributo.

En este sentido, los extremos no son favorables, porque el pacienzudo pertinaz puede que muera aguantando maldades en su contra; mientras que el impaciente enfermizo puede que un conato de descontrol o violencia lo lleve rápido a la oficina de San Pedro.

Imagen de una esposa que le perdió la paciencia al marido. Fuente
Probablemente, los campeones mundiales de la paciencia somos los venezolanos (los que aún estamos en nuestro país), porque, imagínense ustedes, en caso de que seas un empleado público y que casi trabajes de gratis. O que tengas que hacer colas de tres días para que te llenen el tanque de la gasolina. O que vivas todo desmoralizado e incompetente ante una inflación que nunca se detiene… A eso se le llama tener paciencia, más no testículos ni ovarios.

Creo que es bueno practicar la paciencia como para no caer en depresión ni en ataques de pánico; pero, a la vez, hay que estar conscientes de todas las causas que ocasionan nuestros problemas, porque como dice el refrán: Para todo hay remedio, menos para la muerte. Además, no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista.

Respondiendo a las preguntas planteadas:

¿Tiendes a perder la paciencia con facilidad o te controlas todo el tiempo?

Depende de las circunstancias. Si observo que algo es injusto tiendo a perder la compostura, aunque hay veces que cuento hasta diez y respiro profundo como para calmarme.

¿Qué es lo que más te desespera o estresa?

No me agradan las multitudes y evito hacer colas kilométricas.

¿Cómo haces para evitar perder la paciencia?

A veces lo que hago es dar media vuelta y me retiro callado, incluso a sabiendas de soy yo el perjudicado.

¿Cuándo pierdes la paciencia cómo actúas?

A veces debido a los malos tratos he insultado a empleados en oficinas públicas o en comercios, aunque sin decirles malas palabras.

¿Qué nos puedes aconsejar con relación a la paciencia?

Lo mejor es no caer en los extremos, porque si somos demasiado pacienzudos hacemos entonces el papel de borregos o de títeres de las circunstancias.

Otra vez me quedé a pie. Fuente

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