Estamos en tiempos de movimientos volátiles y ellos implican tener que movernos al mismo ritmo o mejor dicho acelerar la vida aplicando la misma volatilidad.

El tiempo pasa y no podemos quedarnos estancados. Nuestro país, sus pueblos y localidades requieren de ayuda para volver a impulsarlos, juntos podemos lograrlo.

En el lugar donde me encuentro contamos con escuelas, establecimientos comerciales, canchas deportivas, escuelas de arte y oficio, centros comerciales, entre otros. Ahorita todo se muestra pulcro, las calles se detallan limpias al igual que los espacios que adoran la ciudad.

El vandalismo y criminalidad siguen en ascenso y posiblemente sea un tema complejo que escape de las manos del ciudadano común. Ojo, no con esto quiero decir que no podamos involucrarnos para resolver los problemas pero, los crímenes organizados requieren de estrategias especiales y deberían ser diseñadas y aplicadas por especialistas en la materia. Señalo sobre su complejidad porque cuando la ley no se cumple ni en la propia casa, se sale todo de control. Venezuela vive momentos críticos y detenerse en el tema, es fuerte.

Una de las cosas que observo y al parecer es común en muchas partes del país es el tema del acceso a los alimentos. Obviamente, a esta situación se une la falta de recurso económico para lograr adquirirlos.

Por las montañas por donde me desplazo diariamente, los pobladores hacen esfuerzos por cosechar y mantener los cultivos, aunado a esta realidad, cada poblador tiene en mente ofrecer productos al mercado a bajos costos sin que ello implique su descapitalizarse. Sin embargo, aún con las muy buenas intenciones de los agricultores, personas ajenas a la comunidad se han involucrado en hechos de vandalismos, roban y destruyen sus cosechas por lo que les ha tocado estar alerta varias noches.

Los árboles frutales son apedreados por jóvenes y no suficiente con eso, faltan el respeto a personas adultas, mujeres y propietarios de terrenos.

En este sentido, es importante llamar a la consciencia colectiva, difundir información y tomar el control de nuestros hijos, jóvenes y adolescentes. Las visitas a las montañas y a esos lugares donde cada poblador labra la tierra para el beneficio de todos, no deben convertirse en un campo de guerra.

Padres y representantes deben estar atentos, preguntar a los hijos dónde y con quiénes andan. Revisar las cosas que lleva a casa y preguntar cómo obtuvo el producto, fruta o alimento.

La manera de ahuyentar a los delincuentes de la zona puede convertirse en una práctica peligrosa. Los habitantes de estos espacios evitan el maltrato y los asesinatos con escopetas pero, alertan porque ellos también corren peligro.

En este vaivén de ideas peligrosas, hemos invitado a personas a caminar y conocer los espacios, consideramos que contemplar los terrenos activa el sentido de pertenencia. Mientras más nos unamos para amar y respetar estos espacios, más probabilidad habrá de alejar la delincuencia.

Gracias @mariita52 y @steemitblog por permitirme ser periodista por un día. Quienes deseen participar les comparto el enlace

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_{@belkisa758. Foto de mi propiedad, tomadas desde mi teléfono Samsung J7 en Caracas-Venezuela}