Relato: Un arreglo

Yelena sintió una opresión en el corazón conforme avanzaba lentamente en su silla de ruedas hacia el altar. No sabía si era por el sobrecogedor ambiente que le rodeaba o porque sabía que estaba caminando hacia la infelicidad.

Porque ella sabía, muy en el fondo, que Nathaniel Fairchild no le amaba.

En los días previos a la boda, le rogó a Nathaniel que desista de casarse con ella, pues no quería condenarle a una vida infeliz a pesar de que estaba enamorada de él. Ella prefería verle feliz con una mujer sana que pudiera darle hijos y que le amara con todo el alma. El hombre le replicó que cedería a su petición si estuviera completamente en sus manos la situación, pues para él era un acto cruel casarse sin sentimientos; sin embargo, le explicó que Kitty le había rogado que contrajera matrimonio con ella, pues era la única oportunidad de ser feliz aunque fuese por poco tiempo.

Cuando le preguntó por qué cedió al ruego de su hermana en lugar de mantenerse firme, Nathaniel fue franco: Él estaba enamorado de Kitty. Yelena entonces le dijo que aquella razón era mucho más válida para no contraer matrimonio, pues tendría que ver a Kitty en las reuniones familiares. Aquello sería un proceso muy doloroso para ambos.

Yelena entonces le propuso un trato: Ambos estarían casados durante un año, tiempo reglamentario para solicitar la anulación de la unión. Durante ese tiempo él sería libre de tener amantes bajo la más absoluta discreción.

La respuesta a su propuesta le sorprendió: Él aceptaría estar unido a ella por un año, mas no tomaría amante. Todos los amantes que he tenido me duraron solamente una noche, recordó que le dijera. No es que me aburra gozar de la compañía de las mujeres y de los hombres casados; simplemente no quiero causar problemas a mis compañeros de cama. En cuanto a lo que se diga de mí, me importa un carajo. Lo mismo sucederá con esto: Nos casaremos, pero conviviremos juntos como amigos; no quiero crearte disgustos.

"¿Qué hacemos ahora?", preguntó una vez que les dejaron solos en la habitación que habían preparado para ellos. "¿Quieres hablar o dormir?"

Nathaniel, quien se encontraba sentado en la cama, le miró con una sonrisa y le respondió: "¿Sobre qué quieres hablar?"