En últimas fechas me he sentido atraída por el arte de la fotografía y estoy aprendiendo por esta plataforma gracias a los talleres de @josertalaverag. De modo que sumo a mi lista de actividades diarias la fotografía y la búsqueda de la optimización de mis técnicas para hacer buenas fotos.

Así que de un tiempo para acá mi búsqueda en Steemit ha estado orientada a hallar posts de literatura, fotografía, películas, series de tv, dibujo y pintura. He buscado posts de costura, pero no he tenido éxito.

En 2017, cuando me invitaron a suscribirme a Steemit, una de las excusas que coloqué fue que no sabía nada de criptomonedas. Para mí, en aquel momento oír hablar de este mercado era como escuchar un cuento de hadas. Es hermoso, maravilloso, pero ilusorio e irreal.

Mi hija menor, @danapalooza, fue la primera persona que me invitó y me suscribió. La cuenta estaba inactiva hasta que mi amiga y colega @adncabrera me dio un halón de orejas y me dijo que estaba desperdiciando la oportunidad de crecer en todo sentido y de obtener recompensas por mis trabajos literarios que no habían sido valorados ni leídos por casi nadie. Como ella para mí es toda una autoridad, la obedecí de inmediato y me dejé guiar (de hecho, la molesté muchísimo pues me sentía torpe en todo lo relacionado a las actividades de posteo, interacción, retiro de recompensas…) hasta que pude andar por mis propios pies.

Para mí la intención inicial de publicar en Steemit era obtener ingresos, grandes ingresos, para cubrir lo que mis otras actividades remuneradas no me permitían. Enfocada en ser votada, me olvidé de disfrutar lo grande de Steemit: el aprendizaje gratuito y accesible de todas las áreas del saber.

Me desencanté por andar buscando unos tesoros y ser ciega para los que estaban ahí a la vista.