SEC-S10W5: My story of losing a precious thing

  Los objetos especiales forman parte de nuestra vida desde muy jóvenes y, a medida de que vamos avanzando en edad, estrechamos ese lazo sentimental casi inquebrantable con ellos permitiendo así que, los cuidemos con esmero y al momento de hacer alguna referencia de lo que significan para nosotros, lo hacemos con mucho orgullo.

  Sin embargo, a veces esta experiencia tan amena para nosotros puede concluir teniendo un mal momento porque, por factores ajenos, terminamos perdiéndolos y a partir de esa situación, comprendemos con más plenitud lo precioso que era y a pesar de buscar otro que se le parezca, seguimos con la sensación desagradable de haber perdido algo tan especial.

  Si y cada vez que lo recuerdo, me lleno de nostalgia. El objeto que perdí se trata de un libro que me regaló mi papá cuando estaba iniciando mi adolescencia el cual, fue el encargado de enseñarme a comprender la dimensión tan importante que tiene ser una persona que aprende todas las sabidurías filosofías que tiene la vida.

  Este libro se llama El mensaje de los sabios y lo perdí debido a una lluvia que cayó y, se me hizo imposible rescatarlo. Les comparto que, cuando mi papá me lo obsequió, me dijo que con él iba a recibir la magia utópica de la sabiduría y así fue porque, todo lo que hoy día pongo en práctica para ser una persona más reflexiva, empática y analítica, lo aprendí en las lecciones que tiene el libro. Cabe destacar que, después de perderlo, unas semanas después lo sustituí pero, aún sigo extrañando mi libro anterior porque, ese fue el obsequio de mi padre y, su rostro de emoción cuando me lo regaló, siempre llegaba a mi mente cuando lo leía.

  Mi apego con este libro fue tan grande que, lo leí 34 veces, escribí las lecciones en un documento de word e incluso, en un cuaderno y lo hice así porque, de esa manera hacía más de mi los aprendizajes que este libro emana y al mismo tiempo, sentía que así le daba más valor al maravilloso obsequio que me dio mi papá una tarde mientras me llevaba al colegio.

  Al enterarme que mi libro se había mojado y no tenía manera de recuperarlo, comencé a llorar porque, sentí que no lo cuidé de la mejor manera posible y, pensaba que mi papá se iba a sentir herido por el descuido que tuve al no tener mi libro en un lugar donde no se malograra.

  Aunado a lo anteriormente mencionado, también sentí mucha molestia hacia mí misma porque, mi descuido implicaba que ya no iba a seguir sintiendo la emoción de recordar el rostro emocionado de mi papá al obsequiarlo y al mismo tiempo, mi adrenalina emotiva por perderme en la magia del sabio conocimiento que me había regalado mi padre. Les confieso que, en mi vida he perdido muchas cosas pero, indiscutiblemente perder este libro es algo que aún me sigue generando tristeza y al sustituirlo comprendí que, aunque sean iguales, el que ahora poseo jamás me inspirará todo lo especial y simbólico que hizo el primero ya que, más allá de ser el libro, aquí el punto radica en todo lo que sucedió para tenerlo.

  Este libro se me mojó porque mientras estaba haciendo una exploración en el colegio, llovió muy fuerte y me mojé tanto que, a pesar de tenerlo en mi bolso, el agua entró considerablemente y en medio de mi inocencia, pensé que todo lo que estaba allí, no se había mojado por lo tanto, al llegar a un lugar, no revisé el interior de mi bolso y en vista de que corrí varias veces, el movimiento, más las hojas mojadas, generaron que se rompiera.

  Cuando finalmente llegué a casa y abrí mi bolso, vi el daño que tenía mi libro, busqué un secador de cabello para secar las hojas pero, el resultado fue negativo porque, a parte de tener la mayoría de las hojas arrugadas y rotas, las letras se habían borrado por lo tanto, la pérdida fue total.

  En vista de que suelo ser muy apegada con los objetos que tengo de colección especial, luego de explorar esta sensación tan desagradable de perder mi libro, comencé a tomar la medida de no tener libros que sean muy simbólicos para mi, fuera de casa; es decir, solo los leo estando en mi hogar y al culminarlo, me aseguro de guardarlo en mi biblioteca. Ahora bien, si se trata de otros objetos, me gusta dedicarle mucha atención cuando salgo con ellos y si por alguna u otra razón debo prestarlos, me aseguro de que la persona que los tendrá, le dará el mismo cuidado que yo le daría porque, he conocido personas que por no tratarse de sus pertenencias, no le dan el mismo respaldo que tiene el dueño y como mi idea no es perder algo muy apreciado, soy lo más cautelosa posible e incluso, a veces me sorprende el exceso de cuidado que empleo.

¡Muchas gracias por leer mi publicación!

^{Las imágenes presentadas en esta publicación son de mi autoría, fueron tomadas con mi teléfono celular Samsung Galaxy A10s y tienen exclusividad para esta publicación}

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