Debe ser en verdad terrible para un niño, acostumbrado a ver a su padre llegar todas las noches temprano a casa, esperarlo por dos días seguidos y no verlo, estar sin tener noticias de él. En la actualidad, quizás, muy pocos pueden imaginarse aquella época sin las facilidades para comunicarnos de hoy en día, pero así era. Se recurría a las emisoras para anunciar la desaparición de un ser querido.
Gracias a Dios, todo se solucionó y su padre apareció sano y salvo, pero es comprensible la angustia que todos en la familia debieron vivir... Éxitos en este reto, amigo. Saludos...