La señora y señor Mora se hospedaron a las 15:30 del día viernes. La señora Montesinos era una físico nuclear y el señor Montesinos era matemático cuántico. Ambos trabajaban en la Universidad de San Petersburgo.

Ambos provenían de Costa Rica, un país centroamericano. Habían realizado sus estudios de grado en San José. Luego, obtuvieron una beca para realizar un trabajo en investigación en Moscú. Después iniciaron sus estudios de maestría y doctorado en San Petersburgo.

Habían pasado 23 años desde que salieron de Costa Rica y habían perdido toda conexión con sus antiguos amigos latinoamericanos.

Fueron los únicos científicos que se hospedaron en este hotel que irían al Congreso de Física en la ciudad de Valencia en España.
Hablaban en ruso aunque entendían el español, esto último lo notó la camarera que al llevarle agua y frutas a la habitación les dio la bienvenida y varias indicaciones a lo que los huéspedes asintieron haciéndole ver que habían entendido las indicaciones.

La vestimenta de los Mora era muy humilde si e Incluso sus maletas no parecían de Doctores importantes sino más bien de turistas muy limitados.

El primer día en recepción la pareja parecía extraña pero toda su documentación estaba en orden y los gastos ordinarios estaban pagados con anterioridad por la propia Universidad de San Petersburgo.

Habitación 502

Aquí se hospedó una pareja gay. Vladimir Petrov y Ricardo Rodríguez. Ambos se comunicaban en ruso aunque Ricardo se comunicaba con dificultad en español. Se hospedaron a las 14:15 del mismo día viernes.

Era una pareja moderna y divertida. Se encontraban en Valencia en vacaciones de verano y pagaron los primeros dos días por adelantado con una tarjeta de crédito. Preguntaron por varios sitios nocturnos, los horarios del desayuno y los servicios de traslado para ir a las playas.

Su vuelo, también provenía de San Petersburgo. Vladimir era Ruso y Ricardo mexicano.

Apenas duraron unas dos horas en la habitación y bajaron al lobby para tomar un coctel y charlar.

Estando en el lobby, en una amena conversación, Vladimir y Ricardo coincidieron con los Mora. Ambas parejas se saludaron y se sentaron a hablar. Los Mora pidieron un servicio de café y unos bocadillos.

Luego de haber pasado una media hora, los Mora se retiraron a su habitación mientras que Petrov y su pareja salieron a disfrutar de la vida nocturna valenciana.

A la mañana siguiente Los Mora tomaron un rápido desayuno y pidieron ser trasladados a las Sala de Convenciones de la Universidad de Valencia.

Todo en ellos era extraño pero eran personas educadas y gentiles. Un taxi los llevó a su destino. En horas de la tarde retornaron al hotel y subieron a su habitación de donde no salieron hasta el día siguiente donde hicieron exactamente lo mismo.

Entretanto, Ricardo y Vladimir se encontraban en la tibia arena valenciana disfrutando del sol mediterráneo durante el día y en las noches salían a conocer los sitios nocturnos de la ciudad.

Al tercer día, ambas parejas coincidieron en la sala del desayuno. El rostro de Ricardo denotaba felicidad. Vladimir se veía un poco preocupado. Oscar Mora estaba ojeroso y Ana Mora se le veía serena.

Ana, Ricardo y Oscar tenían pasaportes nuevos, con nuevas identidades y boletos comprados para México. Vladimir también tenía una nueva identidad y se iría para Escocia.

Hacía años que esperaban este momento y por fin llegó. Ana Mora se encontraba secuestrada en San Petersburgo desde hacía varios años. Su verdadero esposo había muerto en circunstancias extrañas unos ocho años atrás. Oscar Mora, quien fingía ser su esposo era un físico panameño que se encontraba en la misma situación de Ana y tenía un parecido extraordinario con el difunto esposo.

Ricardo el compañero actual de Ana. Él era músico y se dedicó durante muchos años a hacer contactos en México, Alemania, Suiza y España para planificar la huida de ellos tres.

Al final se unió Vladimir y todos quisieron ayudarlo a salir del esquema represor de su país; él era futbolista pero nunca había podido ganar algún trofeo importante por lo que era humillado permanentemente.

Se fueron del hotel en las sombras de la oscuridad, sin pasar por recepción, porque sabían que Ana y Oscar eran vigilados por el servicio secreto de la universidad. Se trasladaron en tren hasta Madrid y en Barajas no tuvieron problemas con la falsa documentación que estaba finamente realizada.

La despedida fue silenciosa.

Nunca sabremos cuáles eran sus verdaderos nombres ni por qué ni cómo estaban secuestrados pero su historia trascendió entre las paredes del hotel valenciano.

De allí en adelante, la habitación 324 fue reacondicionada y llamada suite de la esperanza y la habitación 502 fue remodelada y llamada suite de la libertad.

_{Fuente: Pixabay}

Invito a @dulcem05 y @marialexandra a participar en este simpático concurso CONTEST & Winners! Choices! What will it be? #52.

Muchas gracias por leerme y bienvenidos sus comentarios.

¡Saludos infinitos!

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