Alexander | Los secretos e historia de Pablo [capítulo especial, parte II]

in GEMS4 years ago

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Capítulo especial, parte II:


Los secretos e historia de Pablo




Todo estaba oscuro, podía escuchar mi respiración y latidos del corazón que cada vez se hacían más notorios en el unísono del silencio, pero el detonante de mis escalofríos y el abrir mis ojos fue el dueño de aquella esa voz que al solo escucharla me daba dolores en el cuerpo. Yo tapé mis oídos como un pequeño asustadizo esperando que se callara y poco a poco mi deseo se fue materializando, una vez más estaba solo en la oscuridad buscando una salida de ese lugar.

Miro a mi alrededor con más detalle y cerca de mi estaba lo que parecía ser una puerta, hendijas iluminadas por la luz exterior que formaban la silueta rectangular de una puerta, me acercó dando pasos acelerados pero antes de extender mi mano la cerradura empieza a sonar, alguien del otro lado estaba por entrar y tan pronto como lo hizo era el dueño de aquella voz que me hizo caer al suelo de espaldas para luego arrastrarme en un intento de escabullirme, sabiendo que si me atrapaba haría de mi piel marcas y de mis huesos intensos dolores; alza su mano para dar su primer golpe mientras camina lentamente hacia mí riendo con una morbosidad descarada, como si disfrutara de mi cara aterrada y de mi cuerpo temblar frente a él.

Sigo arrastrándome en ese lugar hasta llegar a una pared donde golpeo mi cabeza y espalda, cubriendo mi rostro con los brazos suplico en silencio salvación ya que mi voz se había desvanecido de la nada y ante ello escucho unos pasos acercarse a nosotros, era él, aquel hombre que me había salvado una vez de las garras de ese animal; lo toma por el cuello con su brazo forcejeando con él hasta verlo caer al suelo inconsciente.

Me sentía aliviado y agradecido una vez más con el hombre extraño, quería levantarme para agradecerle, pero antes de eso, él se acerca a mí empuñando su mano en la parte superior delantera de mi camisa y elevándome hasta su rostro, algo que me hizo perder su confianza y temerle ya que me lastimaba. Nos quedamos fijamente mirando mientras intentaba separarme de él golpeando su estómago, pero nada resultaba, más bien me producía aún más dolor. Me acercó más hacia su rostro para luego sonreír y sentir sus labios en los míos, haciéndome sentir que perdía el control y las fuerzas, para pronto caer en una inevitable fatiga que me hizo cerrar los ojos y tal vez morir.

— ¡Pablo despierta! — escucho la voz de una mujer pronunciar mi nombre, haciéndome abrir los ojos y darme cuenta que todo se trataba de un sueño, o más bien una pesadilla. —Mamá ¿qué haces fuera de tu cama, estás bien? — frente a mi estaba la mujer que me dio la vida, sujetada de un tubo metálico que tenía en la parte superior una bolsa de suero conectada en su brazo derecho. Su aspecto no era algo de lo que podía sorprenderme, tenía algunos moretones en sus ojos y rostro por la golpiza que le había propinado mi padrastro, algo desagradable de ver para un hijo y con la impotencia de no poder hacer nada para ayudarle; sería tal vez tomar la valentía de acabar yo mismo con su vida de una vez por todas para que dejara de maltratar de esa forma a mi madre, pero no me atrevía ni a pensarlo, no podía ser alguien que se manchara las manos de sangre y mucho menos de la suya.

—¿Tu estas bien? — me pregunta ella evadiendo mi pregunta mientras extiende su mano a mi cabeza para acariciarla como habitualmente lo hacía cada vez que ella le tocaba ser la víctima que callaba cual injusticia le perseguía desde el momento en que se casó con ese hombre.

—Supongo que nada de esto va a cambiar ¿cierto? — le digo molesto golpeando su brazo para alejarlo de mi frente. No pude contener las lágrimas de la impotencia que sentía, sabía que ella se iba a inventar otra historia para seguir al lado de ese hombre aun a costa de que él también ha intentado golpearme. Llegué a pensar en mencionarle que mientras ella estaba inconsciente su querido amor estuvo a punto de caerme a golpe tal y como lo hacía con ella, pero di por sentado que no me iba a creer y tampoco tenía evidencia de ello.

Si no fuese por ese hombre

En ese momento lo recordé, con prisa me senté en la camilla mirando a los lados buscando donde se encontraba él, pero no lo halle entre las personas que estaban allí cerca. — ¿Buscas a alguien, necesitas algo? — pregunta mi madre un tanto apenada sabiendo que yo estaba disgustado con ella — no es nada— le digo mientras me vuelvo a recostar.

Pasaron 48 horas y aquel señor extraño no regresó, a mi me habían dado de alta ya pero mi madre aún debía estar un par de días en el hospital ya que tenía algunas costillas rotas. Mi padrastro luego de que por fin alguien lo había confrontado por primera vez no regresó a visitar a mi madre, seguramente estaba por allí vagando entre mujeres y licores mientras su mujer se quejaba de los dolores de la golpiza que él mismo le propinó. Yo iba de vez en cuando a casa a ducharme y prepara un bolso con ropa limpia para mi madre, comía algo ligero y me regresaba lo más pronto posible al hospital, perdiendo ya varios días de clases; pero no importaba, aun cuando estaba molesto por la situación de ella, como único hijo tenía el deber de cuidarla, no podía dejarla sola aunque ella intentara siempre lo contrario.

—Buenos días— dice una enfermera entrando a la habitación haciéndome despertar de un profundo sueño —vengo a retirar la vía ya que se le dará de alta— añade mientras se acerca a la camilla para quitarle a mi madre la vía. Yo mientras aprovecho de ir a la parte administrativa para cancelar ambas facturas. — Buenos días disculpe, podría darme información sobre los gastos de estos pacientes? — le pregunto mientras le muestro la cédula de identidad de mi madre y mía — si claro, si lo desea espere un momento allí sentado mientras reviso— responde la joven muy amablemente señalando a los asientos de espera —no se preocupe, puedo esperar aquí— le respondo inmediatamente dando la espalda para mirar la gente salir y entrar del hospital.

—Disculpe, pero sus facturas ya fueron canceladas— dice la administradora — ¿está usted segura? — le pregunto un tanto extrañado, ya que yo no había cancelado nada aun y estaba seguro que mi padrastro tampoco lo había hecho — sí claro, fue cancelado por un hombre llamado Alex Bolton— asegura la chica mientras mira fijamente en su computadora a lo que le agradecí y me retiré del lugar con la duda.

Mientras me dirigía a la habitación para recoger las cosas de mi madre, no pude evitar pensar que algo extraño estaba pasando ya que no reconocía el nombre de esa persona que había pagado las facturas del hospital, me preguntaba con qué propósito, de quien se trataba y en ese momento justo cuando estoy por cruzar la puerta de la habitación me detengo a pensar tal vez… mencione en mis pensamientos recordando aquel hombre extraño que no había vuelto.

Inmediatamente cuando crucé la puerta me encontré con mi madre abrazada y muy acaramelada con mi padrastro, sentí asco, la impotencia volvió a mí, no podía soportar ya esa situación. Mucho antes había pensado hacer algo de lo que tal vez a futuro me pudiese arrepentir, pero ya no quería tener que ser testigo de una misma triste y fatídica historia una y otra vez.

Ese día no entre a la habitación, me fui directo a la casa para adelantar lo que sería mi último día viviendo entre el calvario vivir de mi madre. Tome la mayoría de mis cosas y antes de partir le deje una carta con una corta nota.

“No quiero estar aquí cuando no tengas fuerzas para soportar otra golpiza y morir en el intento de vivir para regresar a tu vida lastimosa, te amo, pero no puedo seguir a tu lado”

Salí por la puerta con mis ahorros, con lágrimas en los ojos, pero con la convicción de que esa era la mejor decisión que podía tomar, además que siempre quise independizarme y estar lo más lejos posible de mi padrastro a quien le tenía asco y me hacía quererle asesinar.

Esa tarde antes de buscar un apartamento o cuarto que rentar fui a trabajar ya que me habían llamado que no podía seguir faltando o tendrían que despedirme. Ahora más que nunca necesitaba ese empleo. Mi jefe me sermoneo pero acepto mis excusas con la condición que trabajaría también ese y el otro fin de semana, a lo que yo acepte para poder seguir trabajando y obtener el pago que necesitaría para pagar la renta de donde iba a mudarme.

Al cabo de unas horas estando dentro de la cocina lavando platos ya que ese día el encargado de los trastes había faltado y yo para contentar al jefe me puse a su disposición para algo más que atender las mesas, me llama mi jefe — Pablo te necesito en las mesas, hay un cliente importante que debe ser atendido— menciona mientras me toma del brazo — pero señor, estoy ocupado aquí con los cocineros que necesitan tener esto limpio, ¿Claudia no puede atenderlo? — pregunto mientras me quito el delantal de plástico que evitaba mojar mi ropa —¡no! Este cliente es especial— menciona un tanto alterado. No me quedo de otra que hacerle caso, colocarme nuevamente el chaleco ya que era parte de nuestro uniforme, y dirigirme hacia la mesa del cliente.

—Buenas tardes, disculpe la demora ¿que desea ordenar?— le pregunto al hombre que estaba sentado mirando nuestro menú en posición cabizbaja. — Sí claro, ¿Qué me recomiendas? — pregunta mientras sube su mirada, inmediatamente quedo frío al ver que se trataba de él —¿Alex? — pregunto de una manera inapropiada e insegura ya que no sabía si ese nombre le pertenecía, pero daba por hecho que si era su nombre y fue el único que podría haber pagado las facturas del hospital.

— Sabía que en algún momento te ibas a dar cuenta, Pablo— responde sonriendo como él solo sabía hacerlo — veo que ya estás bien — dice mientras me mira de pies a cabeza, cosa que me incomodó puesto que estaba en mi sitio de trabajo. Yo no encontraba nada que decir puesto que quería agradecerle por todo, pero a la vez estaba de cierto modo molesto porque nunca más supe de él y quede debiéndole. —Yo…— intento hablar pero este antes me interrumpe — solo dame un café — dice sonriendo extendiendo la carta de menú para que yo lo tomara.

Sin terminar lo que iba a decir, me retiré a preparar el café y llevárselo. De pronto se acerca la otra chica que estaba de mesera ese día —ese hombre desde que te le acercaste no te quita los ojos de encima— me dice al oído en susurro mientras esta a mi lado preparando un batido — no digas esas cosas, tal vez sea solo porque nos conocemos— le digo mientras termino el café, o eso creo pienso mientras me dirijo hacia él evitando seguir la conversación incómoda con ella.

—Aquí tiene, si desea algo más no dude en llamarme— le digo mientras me inclino por su lado derecho a colocar la taza de café caliente a lo que siento que toma mi mano — de verdad estoy agradecido que estés bien— dice con un tono suave casi en susurro para que nadie escuchara. Yo quite la mano sin decir nada porque no dejaba de sentirme incómodo, todo lo que sucedía era extraño para mí.

Fui al cuarto de trabajadores a quitarme el chaleco para ir a la cocina ya que me necesitaban, pero no dejaba de pensar en ese hombre, algo que me hacía estremecer mi cabeza intentando literalmente quitarlo de mis pensamientos. Me coloque nuevamente el delantal y me puse a lavar la montaña de platos y ollas que estaban sucias. Ya haciéndose la hora para cerrar, el jefe me pide terminar de lavar y limpiar todo, además de cerrar el local dándome la nueva contraseña de la puerta principal que se cambiaba todas las semanas.

Al cabo de un rato que termine, recogí mis cosas, apague todos los bombillos y coloque la alarma con la clave que me había dado el jefe, cerré la puerta y fui hasta la parada de autobuses a esperar un carro que me llevara a un hotel para pasar la noche y esperar al día siguiente para salir temprano a buscar una habitación en alquiler.

Continuara

Opinión del autor: Alexander es una novela apto para público mayor de 18 años, que se irá desarrollando según las ideas previstas para esta historia, tengo ya en mente varios desenlaces e inclusive parte del desarrollo de la dramática, lo que sí es seguro es que este personaje tendrá que pasar por duras pruebas y convertirse en un hombre fuerte capaz de hacer cosas impensables para descubrir la verdad sobre aquella noche donde trágicamente hubo un derrame de sangre en un hogar donde vivía una familia común y corriente según mi percepción. Pero que además en el transcurso de su camino se da cuenta que gran parte de su vida tal vez había sido una total mentira.

Esta es una de mis primeras historias donde podrás conseguir, suspenso, acción, sexo y tal vez amor, este último aún no estoy del todo seguro, y es una de las cosas que más me encanta, que a pesar de que quiero un desenlace en particular, a veces el dejarme llevar por la historia hace que el autor a mitad de camino cambie de ideas.




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