The Diary Game 12-NOV-2020: El jardín de Eva

En este jardín me toca a mí velar por todos, cargar al mundo sobre mis hombros. Vivo en el cuarto piso y suelo bajar más de cinco veces al día para traer cosas. Para todo lo que significa subir pesos, me llaman a mí. A veces digo que soy el burrito de carga de la familia. Para eso Dios me hizo fuerte...

Parece que ya no soy tan fuerte, mi esposa no quiere dejarme bajar. Realmente no me siento débil, pero me divierte ver que ahora ella está haciendo un esfuerzo de hacer esas cosas simples que en realidad ella siempre ha podido hacer.

Como no me gusta el encierro, he encontrado un refugio en el jardín del caney del conjunto residencial donde vivimos.

El nombre de estos edificios es Eulalia Buroz Arismendi (EBA), por eso el título del post. No escribí EBA en el título porque iba a parecer mala ortografía y resultaba en un acrónimo que a nadie le dice nada.

En este jardín he tomado buenas fotos. He observado que, paradójicamente, las mejores fotos se obtienen cuando el jardín está descuidado, cuando crece la maleza y alcanza su plenitud cierta vida que allí habita, en unos "suburbios" que nadie nota.

Cuando pude me escapé, salí a recorrer otros suburbios, los suburbios del barrio alrededor de nuestro conjunto residencial. Seguro no es una urbe cosmopolita pero intenta ofrecer lo que uno necesita.

Estuve buscando lentejas pero el único sitio donde venden, la ferretería, estaba cerrado, así que sólo estuve caminando, estirando las piernas y tomando algunas fotos.

Luego me topé con las mesas de una pizzería. Este negocio ha podido sobreponerse a los embates económicos que han sucedido aquí. Tiene años.... Antes las pizzas eran buenas, ahorita no sé. Siempre me ha parecido un desacierto el nombre que escogieron. Aquí les regalo un eslogan que se me ocurrió con ese nombre.

Más adelante está la Panadería Nene Pan. Se ve limpia por dentro y por fuera. Creo que ya superaron un mal que yo tuve que ver de cerca, cuando era yo funcionario del banco. Hace años, a ellos se les instaló un equipo de punto de venta y el sistema no reportaba ninguna actividad. Los visité y argumentaron que el equipo tenía una falla. Quise revisar "la falla" pero el equipo no aparecía...

Ayudé a la dependienta a buscar el aparato. Ella revisaba dentro de unos estantes y yo me incliné para ver debajo de la vitrina de los panes. Vi algo moviéndose allí... Observé con cuidado y vi que eran unos gusanos del tamaño de mi dedo. Parece que ese suburbio no había conocido una escoba, no volví a comprar allí. Vale aclarar que eso fue hace ya muchos años. A la panadería se le han hecho remodelaciones y tal vez han cambiado de dueño.

De ahí me devolví para mi casa a seguir en mi triste encierro de enfermito.