Soy hijo de fumador y mi primer cigarrillo lo tomé a los 15 años.

En la casa había ceniceros por todos lados, los amigos de papá eran fumadores y en la TV, el hombre que tenía un cigarrillo era considerado poderoso, varonil, inteligente, tenaz y pare de contar. Todo eso era imposible de evitar aun cuando yo quisiera; estaba bombardeado por la cultura del cigarrillo.

Cuando mezclé el cigarrillo con las bebidas alcohólicas, esto se transformó en algo muy placentero. Reunirme con amigos con un cigarrillo en la mano y un trago en la otra era muy común los fines de semana.

Aun cuando papá era fumador, no permitía por ningún concepto que alguno de sus hijos tocara una cajetilla, mucho menos que le compráramos alguna. Pero el cigarrillo estaba en nuestros genes, estaba en la casa todos los días. De seis hermanos, solo dos no llegaron a fumar. Los otros cuatro fuimos el desastre.

Después de cuatro meses de su cumpleaños número 70, papá muere de un paro respiratorio. Doce horas antes había decretado que dejaría de fumar. Estoy seguro de que ya se sentía muy mal; él era hipertenso.

Fumé casi que toda mi vida, haciendo pausas de dos o tres años. En realidad no era una meta que me había asignado, solo me cansaba de fumar. Sobre todo porque viajaba mucho a la playa y veía que al nadar el aire se me agotaba muy rápido por el esfuerzo.

No recuerdo las razones que me llevaron a volver una y otra vez a fumar, solo sé que lo tomaba, duraba unos años y paraba.

Hasta que conocí a una chica fumadora de la que me enamoré perdidamente. Juntos fumamos como si los cigarrillos se iban a desaparecer. Recuerdo que sin apagar un cigarrillo encendía otro.

Ella murió y a partir de ese momento solo encendía un cigarrillo cuando me sentía ansioso, preocupado por algún problema o circunstancia.

Las respuestas que daré a continuación, son exclusivamente según mi experiencia al fumar.

Da tu opinión sobre la frase "¡Fumar mata!"

Siempre estuve consciente de que el fumar era totalmente perjudicial para mi salud. Al ser joven, en mi cerebro había como un chip que me hacía sentir invulnerable, si alguna persona expresaba que el cigarrillo mataba o el fumar mataba, yo solo respondía que salir a la calle podía matar, algo que callera de un edificio, un auto a toda velocidad o cualquier circunstancia podía provocar la muerte. Entonces, ¿cuál era el problema de fumar? En realidad la frase no tenía importancia para mí.
Hoy en día, es una frase aterradora que me recuerda que perdí personas muy queridas.

¿Cuáles son las principales razones por las que las personas se vuelven adictas al tabaco?

El querer estar en un estatus social (sobre todo los jóvenes), a eso se le podría sumar depresión, estados de ansiedad y una diversidad de problemas mentales, existenciales, familiares.

¿Eres adicto al tabaco o alguien que conoces es adicto al tabaco? ¿Qué cambios has visto después de la adicción?

Decidí dejar el cigarrillo una madrugada durmiendo con la que era mi esposa. Como lo mencioné en mi introducción, ella era fumadora empedernida. Yo miraba su rostro hermoso y su cabello dorado y de repente de su bella boca salió un olor horrible. Algo que jamás se lo había sentido y que jamás olvidaré.

Lo primero que pensé fue que yo con seguridad tenía ese olor. Eso no lo quería. Después que ella murió, paré el vicio.

Años después, en una circunstancia aterradora en la familia, fumé nuevamente, pero sin la misma intensidad de antes. Era imposible fumar en las mañanas y sin por lo menos haber comido algo o tomado un café.

Ya tengo tres años sin fumar, el solo pensar en ello me hace doler la cabeza, el olor de ese humo me provoca alergia y lo rechazo de inmediato. No puedo estar al lado de un fumador sin importar si tiene un cigarrillo encendido o no.

Ahora sé quién es fumador, lo percibo por su olor y creo que también por la forma en que actúan. No sé cómo lo hago, pero me doy cuenta.

¿Qué debemos hacer para reducir la tasa de tabaquismo?

Acabar con eso en su totalidad; destruirlo. Pero no creo que pase por la inmensa campaña publicitaria y por los intereses económicos que representa el cigarrillo. Eso es como las sustancias ilegales, estupefacientes, etc.; el comercio es el que domina eso.

Creo que una mayor educación con respecto a familias y mayor cantidad de profesionales dedicados a la salud mental, que trabajen de forma preventiva en enfermedades como la depresión, ansiedad, etc.

La adicción, para mí, es un problema mental que trae graves consecuencias al resto del cuerpo; te lleva a la muerte.

Nunca fumé estando en el hogar. Soy afortunado, ninguno de mis cuatro hijos es fumador.