Saludos a esta respetada comunidad de #RecreativeSteem, hoy me hallé con este Rapi-Concurso, que promueve mi apreciada amiga @yrmaleza, en el cual nos convoca a hablarles de una canción que signifique algo especial para nosotros. La verdad es que no tuve que esforzarme mucho para elegirla. Se trata del tema, "Dónde estarán los amigos de ayer", interpretada por el cubano Pablo Milanés.

Cuando me fui de Carúpano para Cumaná con el propósito de estudiar la carrera de Educación Mención Castellano y Literatura llevaba una libreta llena de sueños por realizar, y un corazón inundado de nostalgias por alejarme de mi casa, de mi familia y de mis amigos de infancia.

En el auditorio de la Universidad de Oriente, Núcleo de Sucre, nos hicieron una "Bienvenida" para los estudiantes de nuevo ingreso, y fue allí donde escuché por primera vez esta canción, que tiene el don de ponerme el corazón chiquitico y de regresarme a mi calle de siempre, esa de correr hasta bien entrada la noche, esa que tenía un farol debajo del cual nos sentábamos a contarnos historias de miedo que luego se repetían en mi mente causándome desvelos. Mi calle tiene nombre de fiera, se llama El Tigre, tiene una curva, que la divide en "Tigre Arriba" y "Tigre Abajo". Yo vivía en "Tigre Arriba" o, como también le decían en "La boca de El Tigre". En esta parte de mi barrio vivíamos los más pobres, los que casi no teníamos oportunidades de estudiar, los que, apenas pasada la adolescencia, nos convertíamos en madres y padres; herederos de las casas de los abuelos que eran larguísimas, con paredes de bahareque y techos de zing, con patios donde jugábamos: "papá y mamá", "policías y bandidos" y "la escuelita".

La música comienza a sonar en el auditorio con la pregunta:

¿Dónde estarán los amigos de ayer?

Y los comienzo a mencionar: Mary Andrea, Ñaña, Yajaira, Álex, Luchi, Nina, Macame, Carolina, Deisy, Hilsi, Mirla, Camucha, Enriquito, Lucio, Jhonmer, Loli, Yaray, Bartolo, Tillero, "Estampilla", Andrés, Memo, Coti, Luzmar, ... Cada nombre es una danza de recuerdos que viene y va a ritmos acompasados.

Luego la canción nos invita a reflexionar más profundamente sobre nuestro andar, a través de las siguientes interrogantes:

¿Cuánto gané?
¿Cuánto perdí?
¿Cuánto de niño pedí?
¿Cuánto de grande logré?
¿Qué es lo que me ha hecho feliz?
¿Qué cosas me han de doler?
Quisiera vivir la infancia con el ansia de todo saber,
pues el saberlo todo y con nostalgia de lo que se fue.

De mi generación fui la primera que rompió el estigma de solo estar destinada para ser madre. Me gradué en la Universidad y lo hice con Mención CumLaude. A mi regreso la calle me abrió los brazos, El Tigre rugió de alegría y mis amigos se bebieron mi logro académico hasta el amanecer, entonces comprendí que nada me ha de doler, que tengo una calle donde escucho mis pasos y mis gritos de felicidad; una calle que detiene mi reloj en un des-tiempo con amigos de infancia que tienen el don de hacerme feliz solo con estar.

Muchas son las ocasiones en las que nos reunimos para celebrar la amistad y recordamos lo vivido entre risas, comidas y bebidas. Yo les enseñé a ellos esta canción, y entonces la cantamos con la garganta a todo volumen y con el corazón anclado en el farol, que fue testigo de nuestros cuentos de infancia.

Si desean escuchar esta hermosa canción. Acá les dejo su dirección en youtube: