Concurso: ¡Tengo un corazón de carne!

La bella amiga @dexsyluz nos presenta una serie de interrogantes referentes al tema en cuestión "Tengo un Corazón de carne" que abordaré inmediatamente para dar inicio a mi participación.

Existe una diferencia enorme entre estos dos tipos de corazones por cuanto tener un corazón de carne es sinónimo de tener un corazón amable, lleno de piedad, sentimientos nobles; es un corazón lleno de gratitud que siente empatía por su semejante, que se alegra y siente satisfacción al brindar una mano amiga, en apoyar, en amar y sobre todo en atender y poner en práctica las enseñanzas y mandatos que Dios nos ha encomendado.

Por otra parte un corazón de piedra, es un corazón frío, cerrado a tener sentimientos, es un corazón duro que se mantiene indiferente ante el sufrimiento ajeno. Es un corazón que se ensordece ante los preceptos de Dios.

Un corazón de piedra es el resultado de un gran dolor o sufrimiento vivido que se expresa como indiferente a lo que sucede en su entorno. Es alejarse de Dios y estar reacio a recibir su amor. Una persona con corazón de piedra o corazón duro es frío ante la vida, y por ende su tristeza debe hacer que le duela el alma, aunque esa persona no lo vea así o no lo acepte. Es indiferente ante el dolor ajeno.

Lo más triste es tener un corazón herido cargado de rencor y resentimientos, renuente a dejar entrar a Dios, en comenzar una vida siguiendo sus enseñanzas, a arrepentirse de corazón y a saber perdonar.

Al contrario, nada tiene que ver la debilidad con la amabilidad, con la sensibilidad y con el amor. Un corazón de carne es un corazón lleno de amor, un corazón noble, tierno y obediente a los mandamientos de Dios. En la medida que hagamos el bien y nos sentamos bien con nosotros mismos y ante Dios, en esa medida nuestro corazón estará feliz, sano y siempre dispuesto a ayudar, colaborar y brindar amor a quien más lo necesite.

Absolutamente si. Dios vive y reina en mi corazón y lo declaro Rey de mi vida. Sin Él no soy nadie. A Él sea la Gloria. Como ser humano cada uno de nosotros tiene sus problemas, sus defectos y sus virtudes, pero debemos siempre abrir nuestro corazón, mente y ser a Dios, actuar conforme nuestro corazón nos dicte y por sobre todo dar testimonio del amor de Dios con nuestras acciones; es allí cuando se ve si somos empáticos, si somos amables, dóciles y cuál es la calidad de nuestro corazón. Debemos siempre nutrirlo del tesoro más grande: Del Amor de Dios.

Si tú que me lees, tienes un rencor en tu corazón, un vacío, una tristeza muy grande, abandónate en Dios, Él sanará tus heridas y sentirás que su Amor incondicional te abraza y te fortalece.

Recibe mis mejores deseos y bendiciones. Gracias por acompañarme y apoyarme. Nos vemos pronto.