127 Horas. Y la piedra del destino.

La película está basada en el libro autobiográfico "Entre la espada y la pared", que narra la historia real de Aron Ralston, un escalador estadounidense muy experimentado, que partió solo de excursión sin decir a nadie a dónde salía.

Aron Ralston, un intrépido y experto excursionista norteamericano, se hizo famoso porque en mayo del 2003, en un viaje de aventura a los cañones de Utah, solo y sin avisar que salía de excursión, sufrió una caída. Como para romper las probabilidades, en el deslizamiento cayó junto con una piedra quedando esta encajado entre las paredes del cañón, para mala suerte y caprichos del destino, su brazo quedo encajada y atrapada por la roca. Con el brazo aplastado, inmovilizado y con pocas raciones de agua y alimento. Aron se veía ya perdido en medio de la nada, pero solo una posibilidad existía para poder aferrarse a la vida, esta era tomar una drástica decisión.

Situaciones del destino, cuando la improbabilidad supera la lógica, y ser parte de las estadísticas positivas o negativas depende de una sola persona, de una sola acción, de una sola decisión. La supervivencia un instinto natural, pero de la que cada uno busca su propia motivación.

Finalmente, aunque es muy obvia el resultado de esta película, es menester recomendar y ver esta producción, que aunque la puesta en escena no es tan grandilocuente como se hace ahora en esta generación en la que casi toda la espectacularidad se da vía computarizada; en esta obra la trama, la profundidad y la reflexión de vida, dada en un pequeño espacio, es imperdible de ver. Y para terminar, esa música que complemente esa escena cumbre, en la que nos hace estremecer y sentirlo como si fuera nuestra en carne viva, es algo muy poco sentida con tras películas.

Sin más me despido, espero se animen a ver la película y me cuenten en los comentarios que les pareció, en especial la escena culmen. Hasta la próxima amigos.