"Mi Steemundo" Concurso #08: Anécdota con tu inseparable compañero. Mi amigo fiel.

Hola amigos de #Steemundo esta es mi primera presentación en esta comunidad, sin lugar a duda son muchas cosas las que tenemos que contar sobre este tema por eso me anime a participar en este (Concurso #08: Anécdota con tu inseparable compañero. ) y contarles un poco de lo que me ha pasado con mi compañero que cada vez dejo.

Les cuento: un día Salí de casa muy apurado porque ya era tarde y a raíz de ello se me hacía imposible regresar, ese día íba a salir con el padre a una comunidad de la parroquia para hacerle una visita, al llegar a la iglesia me encuentro con el sacerdote y me pregunta? Y el tapabocas yo le contesto, aquí lo tengo en el bolsillo, otra vez me pregunta pero un poco más serio y su tapabocas? aquí lo tengo conteste, no encontraba qué otra cosa desirle, ya que él es demasiado estricto sobre el cuidado de esta enfermedad, era para que me diera chance de conseguir uno pero no fue así, me vuelve a decir póngase el tapabocas que ya nos vamos y yo no conseguía que hacer puesto que no lo tenía, trataba de mirar para otro lado, estaba un tanto incomodo, me hice el loco nos pusimos a conversar y salimos, en el trascurso del camino me encuentro una alcabala y agarro lo primero que encuentro en el carro, un trapito que cargo en el tablero para limpiarme las manos, me lo amarre como pude y tuve que aguantarme el olor a grasa por unos minutos, al pasar la alcabala me lo quito, luego llego a la comunidad donde íbamos, al bajarme del carro me doy cuenta que todos me miran algunos se ríen, al verme en el espejo tenia los cachetes manchados de grasa. Ese día el padre me llamo la tensión por lo sucedido.

Desde ese entonces siempre tengo dos tapabocas el que llevo puesto y el otro lo coloco en el pantalón para no pasar otra vez por lo mismo, esto es uno de los tantos recuerdos que tengo sobre el compañero no tan inseparable.
En otra oportunidad me paso que como la mayoría de las veces salgo apurado, fui a la gaveta donde se guardan los tapabocas ya limpios y todos son realizados con la misma tela, agarre el primero que conseguí, resulta que no era el mío, era el de mi hijo y cuando iba caminando que me lo voy a colocar me doy cuenta de que no me queda y como pude lo hice, pero quede con las orejas hacia adelante, la gente me miraba y se reía y yo como si no fuera conmigo al llegar a mi casa lleuque con las orejas coloradas y marcadas.

Sin embargo, algunas veces tengo que regresarme en busca de él, ya que es difícil acostumbrarse a algo que no lo siento parte de mí.