Pero bien es cierto que de toda situación que vivimos, hay una lección que aprender, y se obtiene algo bueno.

La humanidad se ha corrompido, muchos crímenes han suscitado solo por anhelos de poder y grandeza, un ejemplo es la corona que nos quiere robar la visa, la fe, la esperanza. En mi país por ejemplo muchos han convertido de esta situación en un negocio.

Pero también en cierto que muchos nos hemos dado cuenta de la fragilidad humana, nos hemos dado cuenta de que lo que en realidad importa el dinero no lo puede comprar, pero que existe uno con el poder de cambiar nuestra historia.

La corona que nos regaló la vida eterna, una que hicieron de espinas y que a través de él ganó la vida eterna para nosotros.

Por lo que muchos nos encontramos orando y clamando el cese de este mal, ocasionado por el hombre.

Mi mundo Pos-Pandemia es un mundo de reconciliación. Un mundo donde el hombre ha vuelto al camino que Jesús le tenía planeado desde un principio, un mundo de iglesias llenas, y no solo de los mayores sino de juventud, niños corriendo y alabando a Dios. Dando gracias por la vida, orando por los que no están y preocupándonos por la necesidad del hermano.

Un mundo donde la fe ha tocado el corazón y que si lo permitimos el amor de Dios padre hará su casa en él.

He visto como muchas personas han reconocido su fragilidad y reconocido que lo material no es lo importante. Y quiero aclarar desear mejores cosas, un buen sueldo, alimentación no es malo, malo es hacer de eso un ídolo, cuándo le damos prioridad.