Nuestro querido amigo @sahmie para la edición N°33 de detabes nos trae un tema muy interesante ya que, el canto y baile son disciplinas recurrentes en nuestra vida por ello, es un gran placer para mí unirme a esta dinámica que ha auspiciado. Sin más preámbulo, comienzo con mi participación.

  Generalmente las disciplinas artísticas se suelen relacionar con fines de entretenimiento y esto está bien porque cuando las seguimos desde el banquillo de espectadores, nos entretienen. Sin embargo, hay personas que asumen dichas representaciones como una actividad profesional para dedicarse al 100%.

  Entre esas disciplinas tenemos el canto y baile; siendo estas unas de las representaciones artísticas más influyentes en nuestra sociedad acotando que, a través de ambas se transmiten expresiones que se asemejan a las vivencias que experimentamos durante el transcurso de nuestra vida.

  Desde pequeña el baile y la música han tenido presencia en mi vida y, no es porque me dedique a alguna de ellas sino que, disfruto mucho escuchar música diariamente y si entre las canciones hay alguna que me inspire bailar, sin pensarlo mucho lo hago porque, esa algarabía es vitamina para el alma por ello les confieso que tanto cantar como bailar me transmite el mismo nivel de alegría y, en vista de esto en reiteradas ocasiones he dicho que si me hubiese dedicado a ser cantante, también bailaría mis números musicales.

  Les confieso que me ha sucedido que estando en un lugar público escucho una canción que me gusta y al comenzar a tararearla, mi cuerpo se mueve con intenciones claras de invitarme a bailar y en la medida de que sea posible, bailo porque, esa fusión de alegría me hace sentir muy bien.

  Por lo anteriormente mencionado, no queda la menor duda de que tanto el baile como cantar me generan satisfacción por igual y, decidir por una sola disciplina sería como minimizar toda la energía que me inspira la otra además de que, bailar y cantar han sido actividades que incluso me ayudan a deshacerme de alguna inestabilidad emocional e incluso, cuando estuve sumergida en la depresión, bailaba y cantaba para poder estimular las endorfinas que mi cuerpo necesitaba para alcanzar el bienestar.

  Actualmente estoy trabajando en la ansiedad, emoción que quedó en mi como parte del daño colateral de la depresión y, entre las herramientas que empleo con la intención de reducir los episodios ansiosos destacan cantar y bailar.

  Quiero dejar presente que, en gran medida bailar y cantar me ha ayudado en este proceso terapéutico porque, varias veces me ha sucedido que estoy ansiosa pero después de acudir al canto y baile, me siento mejor.

  Ahora bien, aunque el baile y canto los disfruto por igual, debo reconocer que me expreso con mayor libertad cuando bailo porque, no tengo grandes dotes vocales para cantar públicamente pero, el baile sí se me da con más facilidad por ello, si estoy en una reunión o fiesta, bailo sin necesidad de estar pensando en que lo haré mal. Sin embargo, cuando se trata de una actividad de karaoke, lo pienso mucho porque cantando podría desentonar en algún momento.

  Confieso que sí he llegado a cantar en karaokes pero cuando esto sucede, las personas que me acompañan son muy cercanas a mi porque, ante circunstancias de diversión me aseguro de que así como mis acompañantes van a disfrutar, yo también lo haré.

  En cuanto a la satisfacción del baile y la alegría de cantar se refiere, ambas me aportan ese ingrediente en todo momento. Tal vez cuando estoy en un desequilibrio emocional es más beneficioso pero, en este punto de mi vida he aprendido a valorar los efectos positivos que me transmiten en todo momento.

  Diariamente tengo la grata oportunidad de disfrutar de la música a través del canto y del baile por lo tanto, los beneficios que ambas disciplinas aportan me han permitido comprender que cantando o bailando puedo disfrutar por igual e independientemente de que tenga más habilidad para una, de igual manera el disfrute de la otra es beneficioso y justo en eso es donde me enfoco.

¡Muchas gracias por leer mi publicación!