Siempre ha llevado como bandera la arrogancia y la vanidad como estandarte de su personalidad. Lo que tiene los ha ganado con trabajo, pero el precio que ha pagado por ello es perder la esencia de la vida, la amabilidad, la alegría y demás cualidades positiva de su ser.

Siempre rodeado de aduladores e interesados ha perdido la realidad de la vida. Su mundo es él y en el mismo no puede existir seres que el considere menos y como a nadie considera que este a su altura.

Rodeado de muchos, él es el solitario más grande que existe. Pero no lo asume, siempre usa su posición y prestigio para no estar solo asi no se sienta acompañado.

Parte de su lucha contra la soledad es humillar, despreciar y ridiculizar a quienes los rodea. Su familia, sus amistades, sus empleados, muchos de los que lo rodean han sufrido su maltrato. No físico, sino uno más fuerte, el psicológico.

Un día estaba saliendo del edificio donde queda ubicada las oficinas principales de sus empresas rodeado de la gentuza ricachona que siempre lo adulaban. Todo era una algarabía entre el grupo de personas que caminaban por el pasillo principal de la estructura.

En camino hacia su vehículo donde lo esperaba el chofer para llevar al coctel donde celebraría un triunfo financiero. En el recorrido un anciano con vestimentas de harapos intenta acercarse al importante hombre para pedirle algo de ayuda.

El anciano al acercarse es interceptado por dos hombres vestidos de negro que lo detienen y uno de ellos le da un empujón haciendo que el viejo hombre cayera al suelo golpeado su cabeza contra la acera y quedando aturdido, postrando todo su cuerpo sobre el frio material.

Todos quedan en silencio después del acto cometido por el par de guardaespaldas. El silencio es interrumpido por una sonora carcajada que es propinada por el prepotente hombre a quien protegían su personal de seguridad.

Acto seguido el resto del grupo se comienza a reír siguiendo a quien idolatraban y burlándose grotescamente del anciano tendido en el suelo. Burlas e improperios salían de las bocas de los miembros del grupo de seres con caras vestimentas.

Desde el piso el anciano intenta emitir algunas palabras, pero el dolor que siente le impide lograr la meta. El líder del grupo al ver el intento de hablar de aquel sexagenario se acerca mientras simultáneamente saca del bolsillo de la gabardina un pañuelo para taparse la nariz y boca.

Con gesto de desdén se va a acercarse al viejo mientras este sigue intentando emitir alguna frase. El arrogante hace el gesto de arrodillarse mientras sus protectores le recomiendan que no lo hagan.

Uno de los empleados se quita su chaqueta y la coloca en el suelo. Seguidamente el hombre se arrodilla cerca del anciano y acerca su cara a la de este. Durante unos instantes el petulante escucha al mendigo mientras el resto observa en silencio, estupefactos por aquel dialogo que no lograban escuchar.

El arrogante hombre se pone de nuevo a pie. Gira en sí y da la cara al resto del grupo que espera con expectativa alguna información de lo que sucedió en el dialogo entre ambos seres.

Todos los acompañantes lo interrogan y el solo muestra una sonrisa en su rostro y hace un gesto indicando que el anciano está loco. Se une al grupo y retoman el camino hacia el vehículo.

El anciano se queda por un momento en el suelo y al cabo de unos minutos se encuentra solo en el lugar. Ya la noche comienza a caer y a duras penas comienza a incorporarse.

Una vez de pie, trata de limpiarse un poco la suciedad sus harapos para luego emprender el camino a su hogar. Su rumbo lo lleva a recorrer las principales avenidas de la ciudad. Luego algunas calles de la misma hasta legar a los limites.

En un campo baldío se encuentra su pequeña casucha hecha de cartón y láminas de zinc. Ya dentro llega a su cama hecha de retazos viejos de ropa y bolsas y se acuesta en ella para dedicarse a descansar durante la noche.

En la misma noche la celebración se lleva a cabo en el piso más alto de la torre más alta de la ciudad. Todo está adornado con lujosas decoraciones que hacen gala de la ostentosa de la velada.

Bebidas del más alto nivel y exclusividad. Apetitosos aperitivos preparado por los chefs más prestigiosos del país del amor. Música hecha por un cuarteto de mara para darle un aire de superioridad al ambiente. Todos hablan y murmuran mientras el líder celebras otro triunfo empresarial.

El siente que la vida es perfecta para él y ese sentimiento agudiza mas su desdén hacia sus semejantes y lo demuestra con comentarios de burla y desprestigio hacia quienes lo acompañan. Él se siente el rey del mundo.

El que logra sus triunfos obrando con maldad no poder esperar que el sol le brille todos los días. El omnipresente, el universo, la vida, o cualquier creencia que se pueda tener en la vida sabe pasar factura a las acciones y con su capricho, algunas de ellas o todas cobraron esa cuenta que tenía pendiente aquel ser déspota.

Y llego una gran enfermedad que obligo a todos los habitantes a cambiar su forma de vida y muchas empresas sufrieron las consecuencias de ello. Las empresas del aquel fueron unas de las primeras en caer y con ello todo lo que poseía se fue desvaneciendo de una manera precipitada.

Ya no había edificio empresarial, ni grandes industrias, tampoco banquetes ostentosos donde mostrar la supremacía del dinero. los acompañantes desaparecieron, las bellas modelos ya no existían, la soledad que siempre trato de llenar comprando compañía invadió realmente la vida de aquel ser.

Ya sin mansión, sin vehículos de lujos, sin dinero su vida cambio y despreciado por aquellos que lo alababan solo le quedo vivir en la calle. La situación era muy grave a nivel general y para él era aún más grave.

Pasaba el tiempo y su físico dejo de ser llamativo mostrando una cabellera y barba larga, las arrugas del tiempo comenzaban a mostrase en su cara. Su piel que había sido protegida siempre con lociones caras se teñía con el sucio de la calle mientras su vestimenta de diseñador comenzaba a transformarse en harapos.

Cambio sus visitas a lujosos restaurantes a degustar platos de alta alcurnia por sacar los desperdicios de los basureros de alguna casa o expendio de comida rápida en algunos sitios de la ciudad.

Mendigaba por las calles de la ciudad sintiendo los que el desprendía cuando veía a alguien del nivel al cual había caído. La lluvia o el sol, el frio o el calor eran inclemente con ese caído ser que no podía entender el porqué de su desgracia.

Caminando un día por una de las avenidas de la ciudad llego a un gigantesco edificio que se le hacía familiar. Una vez frente al mismo aquel mendigo recordó que allí era donde se sentía en la cima del mundo.

Se mantenía casi igual, había cambio de nombre y ya la estatua que mostraba al antiguo dueño no se divisaba en el lugar. Había muchas personas que caminaban de un lugar a otro, en todas direcciones trajeado con indumentaria de cara y con maletines de empresarios.

En la entrada principal había un pasillo que se extendía hasta la acera de la avenida. En él, una comitiva de personas que parecían importantes recorrían el camino que los llevaría a tomar unas series de limosinas que los esperaban para llevarlos a algún lugar.

El vagabundo que mostraba síntomas de estar enfermo y de poseer un hambre que lo debilitaba y con ello lucia movimientos muy lentos y erráticos que lo convertían en poseedor de las miradas de quienes recorrían la avenida.

El hambre lo llevo a acercarse a la comitiva de aquellas personas de alto nivel que caminaban hacia su destino. Al estar cerca de ellos estira su mano con la intención de mendigar algunas monedas para poder comprar algo de comer.

De repente sintió como recibía un fuerte golpe que lo tiraba al suelo. Tendido en la acera de aquel camino pudo ver, con algo de dificultad, como frente a él se encontraban dos hombres vestidos de negro.

Aquellos personajes eran los guardaespaldas del líder de la comitiva que caminaba en la entrada del edificio. Un silencio invadió el lugar y solo se podía escuchar los ruidos de ambiente de la ciudad.

En el piso el anciano mendigo se encontraba casi inmóvil al sentir como su cuerpo sentía el dolor de aquel ataque recibido. Tendido de par en par trataba de hacer algún movimiento, pero el esfuerzo era en vano.

Levanto su mirada y logro hacer contacto visual con al poderoso ser que lo observada con aires de burla en su rostro. Inmóvil solo logra mover sus labios tratando de pronuncia algunas palabras.

La intriga invadió el rostro del mandamás de aquel grupo de personas importantes e hizo un desmán de acercarse al anciano. Su intento fue frustrado por sus agentes de seguridad quienes obstaculizaron el camino de su jefe.

El hombre poderoso los aparto y se acercó al hombre tirado en el piso. Intento escuchar lo que tratada de decir desde el piso, pero no lograba escuchar las palabras de aquel anciano.

Hizo un gesto y uno de los guardaespaldas se quita su chaqueta y la coloco en el piso cerca del mendigo. Aquel hombre saco un pañuelo de su gabardina y tapándose la boca y nariz para no sentir el mal olor del anciano se arrodillo frente a él.

una epifanía invadió la mente del anciano y como un relámpago las imágenes mentales le hicieron recordar la situación que vivió hace algún tiempo, pero del otro lado de las circunstancias.

Al recordar eso en sus ojos se vio como brotaban algunas lágrimas y con el hombre importante cerca de su rostro solo logros decir la frase que algún tiempo atrás le dijo aquel mendigo.

Verdugo no pide clemencia.

En ese momento entendió todo. Al decir aquel refrán que le había dicho aquel anciano en aquel momento pudo entender el porqué de su desdicha. Entendió que en su vida había obrado indebidamente y que por ello no podía pedir a estas alturas que los demás fuesen generoso con él.

El hombre adinerado se puso de pie, giro y cruzo palabras con el resto del grupo que lo acompañaban. Todos soltaron una sonora risa y luego de decir varias burlas siguieron su camino hacia los automóviles que los esperaban.

Emoji creado en Bitmoji. Diagramación de mi autoría

El mendigo quedo un rato acostado en el piso. Al cabo de unos instantes se puso de pie y luego de limpiar un poco el sucio que tenía sus harapos comenzó a emprender el camino por la avenida donde se encontraba uno de sus logros del pasado.

Comenzaba a anochecer y el anciano recorría las diferentes avenidas y calles de la ciudad hasta llegar a los límites de la misma. En un terreno baldío vivía ahora aquel hombre que recordó todo el mal que había hecho en su vida anterior.

Llego a lo que consideraba su hogar, una pequeña casucha hecha con cartón y zinc. Ya adentro de su humilde hogar se dirigió a su cama hecha con retazos de ropa y plástico y allí se quedó a esperar el final.

¡Saludos! Un cordial saludo a todos los miembros de la comunidad #Colombia-Original y al resto de la gran familia #steemit.

Si llegaron a este punto quiere decir que leyeron mi participación en el concurso CREA UNA HISTORIA ORIGINAL donde había que crear una historia partiendo de un dicho o refrán de preferencia.

Verdugo no pide clemencia es un refrán popular en Venezuela y del cual me he hecho muy fan y el cual utilizo mucho desde hace algunos años para hacerle entender a muchos de que no tienen derecho a pedir un buen trato si no son capaces de darlo.

Me parece un refrán muy fuerte y que no es de usar de manera irresponsable ya que su significado, por lo general, muestra o hace referencia a una situación muy fuerte.

Espero que la historia sea del agradado de quienes tuvieron la locura de leerlo hasta el final. Ojalá este a la altura de las circunstancias.

Me despidos de ustedes deseándoles una feliz vida.

Emoji creado en Bitmoji. Diagramación de mi autoría.

Si quieres conocerme un poco más visita mi publicación de presentación en Steem atreves de este enlace

Gracias a @josevas217 y @Colombia-Original por dejarme participar en este concurso.