Mary y Zac se conocieron siendo niños; crecieron juntos en una antigua aldea lejos de la ciudad; siempre acostumbraban jugar a las afueras del bosque, al cual les era prohibido entrar pues existía una mística leyenda que aquellos que entraran al bosque, estaban destinados a perderlo todo.

Zac fue un destacado estudiante, lo cual hizo que al graduar de la secundaria, se le sirvieran ofertas importantes de estudios en la Capital.
Mary nunca pudo decirle a Zac lo que ella sentía por él desde niños; después de todo, aún no era el tiempo de enamorarse.

Pasaron los días, semanas y años; ya las canas pintaban la cabellera de la hermosa dama Mary quien decidió esperar por el amor de su vida.

Un misterioso día se supo la noticia de que en la aldea habían muerto los padres de Zac de una forma ignominiosa; los lugareños estaban conmocionados; pues la última vez que fueron vistos juntos, fue en las cercanías al bosque.

Cuando Zac vino al funeral de sus padres, buscando respuestas de lo ocurrido, todos callaron y se fueron. Un profundo vacío inundo la vida del exitoso empresario Zac; quien por el afán de su futuro no alcanzó volver a la aldea en donde creció.

Mary se acercó silente tras él y le hizo una bizarra petición:

Camina conmigo, amado mío; perdámonos en el bosque de nuestros sueños.
¿Por qué te afanas en el bullicio de lo vano, aún sabiendo que es junto a mi tu lugar?; Camina conmigo hacia el destino incierto que intenta augurar felicidad.

Es real que no es tan fácil dejarlo todo, es verdad que nos opaca una sombra de remembranzas que ahogan la rutina; sin embargo quiero mostrarte, que aún no es tarde aunque ya el sol se disuelve en el ocaso.