Ay comai Chelita, digo... Sol.
Tu mamá te dijo unas palabras cruciales para que cambiaras a tiempo ese infierno que recreabas con tus amiguitas por una profesión y una vida sin ataduras. El extremo opuesto.

La concepción de ser madre y esposa de aquella época que le tocó a tu mami era de esclavitud. Es cierto que al tener hijos uno pasa a segundo plano, pero está en uno el acordarse de su propia existencia cada tanto. He visto que a veces el pago a esa entrega incondicional puede ser muy ingrato.

La fiera que iba a agarrar por los moños a la querida la tenemos que sacar para hacerle entender a la pareja que los oficios no son exclusividad nuestra y que la cocina tiene horario.

Creo que Chelita hizo un buen cambio, acorde a sus expectativas. Y sus títulos, por el contrario, le dieron libertad.