En un principio, la relación cuenta con el beneplácito de los padres de Jade, pero por las actitudes de David, todo cambió, y su padre a toda costa trató de separarlos.

Ante la desesperación de no poder estar con Jade, David acepta un mal consejo de sus amigos, incendiar la casa y luego salvarlos para quedar como un héroe. Sin embargo, su inmadurez se escapó de las manos, y en el incendio casi muere toda la familia.

David es llevado a juicio por intento de homicidio, pero su abogado le evadió la pena de cárcel haciéndolo pasar por un paciente psiquiátrico. David fue encerrado en un centro para enfermos mentales y mientras pasaba sus lúgubres días, no deja de pensar en Jade y le enviaba cartas de amor cada día, cartas que ella nunca llegó leer. Los Doctores las retuvieron y a cambio de ver su lucidez, lo condenaban como un loco.

Finalmente, David sale libre y busca a Jade, pero su hermano llamó a la policía y se lo llevan. Ambos lloraban al verse separados y nunca más se volvieron a ver. Ella continuó con su vida, pero nunca lo olvidó: “Podré conocer a muchas personas y rehacer mi vida, pero nunca será como lo que sentí por David”.