La banda británica de rock The Police tocaría esa noche en la torre Eiffel, la sangre roquera hervía en las calles de París, los bares no se daban abasto para atender a la clientela sedienta de vino, afiches, motos trepidantes, franelas con la cara de los integrantes de los miembros de la banda, toda la ciudad en espera del gran espectáculo.

En el fondo, en el más oscuros de los sótanos de la torre, las ratas dirimen sobre el acontecimiento:

Escucharon -dijo Ived, una joven y hermosa rata:

-The Police, nada más y nada menos que The Police, la banda británica de rock más espectacular de todos los tiempos -subiremos a verlos, verdad mi amor -dijo meneando seductoramente su grácil rabo y mirando con pasión los deslumbrados ojos de Filip, quien rápidamente dijo:

-Claro que sí, mi amor, lo que tú quieras.

-Lo prohíbo -dijo de inmediato la rata reina -saltando de lo más alto del sótano, sobre la cabeza de una abandonada estatua de Napoleón Bonaparte.

Luego de una pausa grave continuó diciendo:

-Presiento, mi instinto me dice que debemos estar juntas y prevenidas, una tragedia se avecina.

Todas bajaron la cabeza y escondieron sus rabos en señal de obediencia.

Pero Ived miró de reojos a Filip y sonrió pícaramente, él comprendió la señal.

-No debimos haber desobedecido -dijo Filip preocupado -mientras escalaban una tubería rumbo al concierto.

-Bah -respondió Ived -no pasará nada, siempre dice lo mismo, eso es para no quedarse sola.

Filip e Ived se atrincheraron detrás de unas latas de cerveza, en una esquina, a sus espaldas había un pequeño agujero.

-Mejor busquemos un agujero donde quepamos los dos -dijo Ived.

-No -replicó Filip -así es más seguro -si nos descubren saldré corriendo y los despistaré, sabes que soy muy rápido, me seguirán a mí y tú escaparás luego; como siempre lo hemos hecho.

-Sí, mi amor -dijo Ived, dándole un apasionado beso.

El concierto arrancó, la música de The Police invadió con tal fuerza la Torre Eiffel, que sus cimientos parecían resquebrajarse; la gente deliraba. Filip e Ived suspiraban tomados de sus patitas, disfrutando del momento más feliz de sus vidas.

En un momento de descanso de la banda, un hombre le dijo a otro:

-¿Te enteraste?, al fin hicieron algo por la torre, esta noche, aprovecharon que las ratas se enloquecen con el sonido de las cornetas en los sótanos, para atraparlas a todas con un extractor diseñado especialmente para ello.

Pero es necesario que no quede ninguna viva, sobre todo si es hembra, porque si no, no se habrá hecho nada; esas bichas paren un montón y se reproducen en un instante.

-¡Qué maravilla!- dijo el otro - yo odio las ratas.

El hombre que habló de último se puso de pie, dio un paso atrás y tumbó las latas de cerveza.

Filip de un empellón metió a Ived en el agujero y la tapó con su cuerpo, luego le dijo en silenció: "Pase lo que pase no te muevas de aquí".

El hombre se volteó, abrió su cremallera, sacaba su miembro para orinar cuando vio a Filip, tratando de hacerse invisible en la esquina.

-¡Una rata! - gritó desgarradoramente. Luego trató inútilmente de espaturrarlo con el tacón de su zapato, pero Filip fue mucho más rápido que él. Sin embargo, el otro hombre no falló, una inmensa bota destrozó la cabeza de Filip, llenando de sangre el piso, luego lo tomó con un papel por el rabo, le dio vueltas y vueltas y lo lanzó muy lejos y gritó:

Allí va la última rata de la Torre Eiffel.

La gente reía y aplaudía.

The police concluyó el concierto, la gente los ovacionó y salió ebria y feliz.

Ived salió sollozando de su escondite, se acercó a la fresca mancha de sangre, la lamió, la besó, se revolcó en ella, como si así quisiera guardar para siempre el recuerdo de su amor.

Caminó solitaria por las calles de París; en su vientre la abrazaba en silencio la última generación de roedores de la Torre Eiffel.

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