¿Por qué en algunas ocasiones nos cuesta tomar una decisión?

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Pueden existir diversas causas por las que se nos puede hacer difícil tomar una decisión, sin embargo dentro de esa gran variedad de causas pudiéramos estar completamente seguros de que todas radican en causas que giran alrededor del orden psicológico.

Esa percepción que podemos tener acerca de que las causas que originan una indecisión en una toma de decisiones radica en que antes de tomar una decisión pensamos en lo que más nos conviene, por lo que podemos analizar tal situación poniendo como protagonista el pensamiento humano, nuestra mente y rapidez en la toma de decisiones nos hace pensar que si existe una dificultad para tomar decisiones debemos de estudiarla en el orden psicológico.

Es imposible que existiera esa posibilidad de tomar una decisión sino se nos diera elegir diversos caminos que nos lleva a un mismo camino, es por ello que cuando pensamos en tomar una decisión es porque estamos pensando en elegir lo que más nos conviene, sin embargo puede llegarse a un extremo innecesario en el que a la final no tomamos ninguna decisión por falta de ser un poco más eficiente en la rapidez en la que tomamos una decisión y al mismo tiempo elegir lo que más nos conviene.

No es fácil tomar una decisión sobre todo teniendo en cuenta que muchas veces nos toca elegir entre cosas que nos hacen daño pero que nos gusta y otras que son las que nos convienen pero que no nos gusta tanto.

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¿Por qué nos cuesta decidir?

Nos cuesta decidir porque muchas veces de una decisión depende el de poder adaptarnos y salir triunfadores en ante un determinado problema o cualquier circunstancia de nuestra vida, cuando sabemos que de una decisión depende nuestro futuro es cuando el pensamiento se activa y se presiona generando una situación altamente demandante que nos exige y al mismo tiempo nos genera dudas para poder elegir.

Sin embargo esa dificultad a poder elegir solo se ve cuando alcanzamos la madurez adecuada para desarrollar un pensamiento que nos permita discernir entre lo bueno y lo malo, ya que cuando estamos en una edad en la que somos niños, tomamos decisiones sin pensar el grado de afectación que dicha decisión podrá tener, por lo que las decisiones en una edad infantil son mucho más rápidas pero quizás menos eficiente.

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Cuando la vida en su finito curso de posibilidades nos pone a elegir y a tener que tomar una decisión nos hace pensar en que una decisión va hacer algo dificultosa, ya que una decisión nos expone a pensar de que lo que tengamos que elegir en dicha decisión nos puede llevar al fracaso inminente, por lo que esa razón nos hace más difícil la tarea de tomar una decisión.

Lo más adecuado sería arriesgar un poco en ese camino de dudas ante las decisiones que nos toca tomar en nuestras vidas, si nos equivocamos debemos asumir nuestro error pero nunca arrepentirnos de dicha elección, ya que los errores por una mala decisión forma parte del aprendizaje que debemos llevar para vivir una vida con la suficiente madurez del caso.

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