Hola amigos de Writing & Reviews. Me complace poder participar en este concurso dónde podemos explotar nuestras habilidades de escritura. Les comparto mi historia.

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_{Diseño de mi autoría • recursos}

The Nums

No me imaginaba que el tiempo podía detenerse mientras un rostro farsante me regalaba una sonrisa punzante.

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Las gotas de lluvia golpeaban el techo, la brisa cual intrusa se inmiscuía por las rendijillas de las puertas y ventanas. Helaba la piel, erizaba los vellos dejando los poros como cáscara de naranja. Mis pies plantados como rocas en el suelo me mantenían frente a ese cuadro lleno de misterio, cuyo interior colmado de pinceladas de colores opacos y fúnebres, trazaban la imagen de una majestuosa Torre Eiffel cubierta de niebla con enredaderas escalando por sus barrotes; el espectro del abandono, pero poderosa al fin.

Mis ojos quemaban, sentía el escozor en las pupilas producto de no haberlos cerrado por mucho tiempo ¿Qué estaba tratando de ver? Tenía la mirada anclada en las líneas pintadas, la sensación espeluznantemente erizante acarició mi nuca dejando un camino incómodo, como uñas afiladas paseando por tu piel; no, no solo era producto del susurrar del viento. El goteo de un techo remendado, el silencio de una habitación casi vacía, descartado, alguien me observaba y siempre era desde lo alto de la Torre.

_{“Every breath you take
Every move you make
Every bond you break
Every step you take
I'll be watching you”}🎵

La radio se encendió de tiro sobresaltando mi corazón, llevándolo hasta mi garganta apretándola fuerte y casi asfixiándome, respiré profundo. El obsoleto artefacto tenía años en casa de mi abuela, residencia que solía detestar por su intenso olor a hierro. Ocupaba una habitación del lugar, no recuerdo desde cuándo, y era casi una tortura tratar de cerrar los ojos para conciliar el sueño; esa radio, ese viejo cacharro inservible, se encendía solo en todo momento y siempre reproducía la misma canción de la banda británica, The Police, justo en la misma frase. Irónico, realmente sentía que alguien me miraba con cada paso que daba.

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Pasé los puños por mis ojos restregándolos con fuerza y volví a tomar una bocanada de aire. La puerta se abrió de golpe, una anciana de cabellos cenizos entró muy apresurada y apagó el pequeño aparato, mi mirada la siguió analizándola, más ella salió ignorando mi presencia, la rutina de mi vida, debía ser muy de madrugada y el sonido probablemente perturbó su sueño.

El chirrido de la cama de hierro atravesó las paredes cuando “la moví” de manera que no pudiese ver el cuadro desde aquella dirección. Tumbé mi cuerpo en el colchón, el sonido del silencio se escuchaba, miré al techo y una gota de agua cayó justo en el medio de mi frente. Al instante, un grito ensordecedor se escuchó, venía de la radio y el estruendo de un trueno hizo temblar las bases de la vieja casa. Algo, como una fuerza de energía, comenzó arrastrarme hasta la pared, hasta el cuadro, vi todo negro y no supe más.

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-¡Alana!- Ally, mi hermana gemela gritaba desde el otro lado del pasillo, había gente corriendo por todos lados, gritos, desastre y golpes desgarradores ¿Dónde estaba?

-Alana ¡corre!- Volvió a gritar.

Tomé un segundo para considerar la posición en la que estaba, la situación no era nada buena, ni mucho menos entendible, pero se me hizo tarde cuando una criatura humanoide de piel azul y largos cabellos del mismo color, con marcas de números en su cuerpo, ojos plata y garras en sus manos, golpeó ágilmente el mío contra el suelo, abriendo su mandíbula, desencajando la parte inferior cual serpiente, dejando ver un asqueroso hoyo negro.

El tiempo se detuvo, las nauseas me querían ganar por el fétido olor a sangre que rodeó mi cabeza, las fosas nasales ardían como ácido entrando en ellas, mis extremidades no respondían ¿Qué iba hacer? Nunca antes había contemplado algo tan escalofriante, tan extraño, qué clase de cosa tenía justo encima presionándome. Todo pasó en segundos, mis pensamientos uno tras otro, mi corazón galopando tan rápido como caballos de carreras, mi vida pendiendo de un hilo, cuando…

Un golpe.

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La criatura salió disparada contra la pared, mis ojos la siguieron mientras mi pecho subía y bajaba, estaba tan agitada que dolía. Una sombra tapó la luz y volteé a ver a un hombre parado a mi lado, tenía un bate en sus manos que goteaba cierto líquido plateado. Su cuerpo todo maltratado, manchado de sangre, me hacía pensar que llevaba rato luchando. El dueño de la sombra me tomó del brazo con fuerza, incorporándome de un salto.

-Tenemos que irnos Alana. Llegaron hasta aquí- Vociferó fuerte.

No entendía nada, quería romper en llanto, quería irme, salir corriendo, pero lejos de todo. Aún los gritos y estruendos retumbaban en el pasillo destruido. La adrenalina y el miedo respondieron a mi favor o eso creía, me liberé de la atadura y corrí, corrí sin mirar atrás, frené ipso facto agarrándome de viejos barrotes, una gota de sudor fría me atravesó la sien. Estaba en la cima, en el tope de la torre Eiffel, a punto de caer.

La vista me aterró. Un París destrozado, desordenado y desolado atravesó mis ojos quedándose en mi memoria, una nube de polvo y desgracia lo cubrían, como en el cuadro. El suelo del pasillo de la torre tambaleó en ese momento, no había barandales a mi nivel y parte del monumento parecía consumido.

Mis piernas temblaban permaneciendo medio erguidas sobre la orilla; unas tuercas chirrearon, no me dió chance ni de gritar cuando la base donde estaba parada falló. Unas manos me rodearon antes de caer a lo profundo y saltaron conmigo al otro lado, impactamos contra el suelo que quedaba.

-¿Estás loca?- Gritó el hombre del bate, me miraba con unos ojos profundos y azules; también estaba aterrado.

-No quedan casi, debemos volver con el grupo, el resto de los “Num” no tardarán en llegar y estaremos acorralados si no nos damos prisa. Acabaran con nosotros. Alana ¿qué diablos estabas pensando?- Mi hermana me veía estupefacta, el ojiazul al ver que no daba respuesta cargó conmigo hasta la puerta.

Nos perdimos en la oscuridad de unas escaleras de emergencia con escalones incompletos mientras el shock apretaba hasta mis coyunturas.

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Lo siguiente que supe de mi fue que me encontraba en un búnker. Había papeles pegados en todas las paredes y dibujos de esas horrendas criaturas azules con cicatrices en forma de números, tenían los brazos tan largos como su cabello, ambos llegaban al suelo, los llamaban los “Nums”.

Descripciones y periódicos con notas antiguas de supuestos avistamientos tapizaban el sitio, hasta la foto del día que comenzó todo el desastre. Alana y el hombre discutían a gritos en la habitación, mencionaban algo sobre una misión posiblemente exitosa, pero ahora, no tenían ni la minúscula idea de que pasaría.

Los miré ladeando la cabeza.

-¿Nums?- Interrogué, Ally levantó la mirada y respiró profundo, parecía que iba a decir otra cosa pero lo descartó.

-Criaturas que estaban bajo un sello, fueron liberadas cuando el humano intentó crear la máquina del tiempo. Se alimentan de recuerdos congelados, de la energía del tiempo y de tu memoria. Las guardan en artefactos como historias en loop, utilizan el hierro que segrega su cuerpo para hacerlo. Luego de tragarte, toman tu piel y cada vez que se alimentan de tu memoria, pierdes algo de tu alma y vas olvidando todo de ti.

El espanto era poco. Observé un dibujo, un Num engullía a un ser humano tragándolo desde arriba, a la imagen le seguían otras, creando con líneas la secuencia de un Num escupiendo dos canicas, una plateada, viscosa y una blanca, brillante. Mi corazón se apretó tanto que sentía el ataque de pánico muy cerca de explotar.

-De verdad no recuerda nada- soltó el hombre.

-¿Fuí atacada por uno de ellos? ¿Por eso no entiendo nada?

-Lo tuyo es…uhm… otra cosa- Ally miró a su lado-. Dante, vamos despacio con ella.

-¿Despacio? ¿Qué sabes que puede estar pasando del otro lado? La tenemos aquí, debemos explicarle todo. Cuando ella vuelva seguramente entrará en sí, ese era el objetivo, por eso atrajimos sus conciencia hasta aquí.

Volvieron a discutir. Tomé un libro que se encontraba en una mesa, estaba ofuscada y necesitaba respuestas. Fui pasando las hojas, el horror cerró mi garganta y las lágrimas fueron derramándose a medida que leía. Entonces, un trueno estremeció el búnker…

_{“Every breath you take
Every move you make
Every bond you break
Every step you take
I'll be watching you”}🎵

Volteé a ver por todos lados con desespero y clavé la mirada en la esquina de la habitación. La vieja radio de mi abuela estaba allí, reproduciendo la misma parte de la canción. Todo se puso negro.

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Mis ojos permanecían fijos en las líneas pintadas del cuadro, la Torre seguía allí majestuosa y fúnebre. Las lágrimas mojaban mis mejillas y una sensación de impotencia inundaba mi ser, pero no podía moverme, mis extremidades no respondían a mis llamados, me sentía ajena a mí misma.

Unas manos ancianas subieron hasta el cuadro, se deslumbraron unas arrugas creando raíces a través de la piel estirada y un extraño anillo que emanaba cierto olor a hierro envolvía el dedo anular. Estaba decorado con una piedra blanca brillante, con forma de canica.

Lo más extraño, parecía que esas manos me pertenecían. No sentía que nadie me mirase a través del óleo, pero tenía un miedo desorbitante, la misma sensación escalofriante. La mano se apartó del cuadro y mi cuerpo se movió en contra de mi voluntad dirigiéndose al espejo del cuarto, me di cuenta que no estaba controlando la situación del todo.

La espantosa realidad me golpeó fuerte al encontrarme con mi reflejo. El rostro demacrado de mi abuela me respondía la miraba, pero…era yo misma. Lo entendí todo.

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Minutos antes

Volvieron a discutir. Tomé un libro que se encontraba en una mesa, estaba ofuscada y necesitaba respuestas. Fui pasando las hojas, el horror me apretó la garganta y las lágrimas fueron derramándose a medida que leía. Había notas redactadas con mi puño y letra.

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"Notas de Alana"

“Soy la Alana del cuadro, atrapada en esta línea de tiempo que se repite cada cuanto, no soy más que el producto de mi memoria, el recuerdo de mi, que es borrado en mi conciencia y se mantiene en este cuadro, mientras el Num, portador de mi cuerpo y alma, se alimenta.

No hace tanto que nos dimos cuenta, no hace tanto que desperté. Me percaté de que algo andaba mal cuando se repetía todo una y otra vez; pensé que podía salvarme, salvarnos, no lo sé, no sé cuanto he olvidado en el otro lado, tal vez demasiado, ha pasado mucho.

Nuestros acontecimientos se repiten aquí adentro, creo que ya lo había mencionado, la historia está detenida desde el momento del desastre hasta que somos atrapados por los Nums en el búnker. Siempre lo veo bajo mi perspectiva y todo el recuerdo guardado en el cuadro es el favorito del Num, su comida preferida, nuestra desgracia.

Cada que se acerca a la pintura para alimentarse, mi alma, guardada en la piedra blanca de su anillo, olvida algo de sí misma. Por eso, mi conciencia (tú) no entiende lo que pasa. Debes pensar que vives en ese horrible lugar, los días se repiten y soy/eres ignorante de esto.

Al parecer, tú conciencia está suspendida en el aire, una retrospección que viene de la piedra, y se mantiene en los alrededores del Num que porta tu cuerpo; viviendo como si nada ocurriese, siempre cerca del objeto que guarda tus recuerdos, en este caso, el cuadro, que justo en el borde inferior tiene incrustada la piedra plateada, tú memoria.

Ellos, los Nums, están al tanto de esto, pero no es algo que les importe mucho. Te observo diariamente con la esperanza de que logremos despertarte del otro lado, sé, que ya te diste cuenta que algo te ha estado vigilando.

Hoy pudimos lograr comunicación nuevamente. El portador de Dante guardó sus recuerdos en una radio vieja, casualmente el día del desastre había un concierto de la banda, The Police. Casualmente Dante es mi novio, pero ellos no sienten amor por nadie. Los recuerdos de Dan accidentalmente se conectaron con los míos (tuyos) y esos bichos azules, putrefactos, navegan en la ignorancia sobre esto.

Activamos la radio de vez en cuando con la canción, justo en la misma parte para ver si alguno de los dos despertamos, creo que el Num está percatándose. No me preguntes como, pero logramos llevar la señal del cuadro hasta el cacharro viejo, solamente podemos conseguirla en la cima de la torre y con tiempo de lluvia. Dentro del cuadro, sucede una sola vez cada tanto.

Quisiera poder cambiar todo, tengo mucha impotencia. Según nuestras investigaciones, es imposible volver a tener control de nuestros cuerpos, nuestro material genético está bloqueado por el de ellos. Tenemos una teoría, quizá, si te percatas de la situación o activas tus recuerdos, nuestra conciencia puede volver a su cuerpo, ya deteriorado por la presencia del Num.

No sé cuantos humanos queden del otro lado.

Los números que marcan la piel de la verdadera apariencia del Num son todas las fechas de nacimiento de los humanos que ha triturado. Cuando llega la hora de la muerte, buscan otra alma a la cual devorarle los recuerdos, historias y robarles la piel. El sello se rompe cada cierto tiempo, no es primera vez que pasa esta desgracia.

No me queda mucho tiempo, si estás leyendo esto Alana, entenderás porque el lugar huele tanto a hierro. Intenta tomar el control de tu cuerpo, busca ambas piedras y vuelve a tragarlas, quizá así…”

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Espero disfruten la lectura. Gracias a @fendit y @belenguerra por crear este concurso fabuloso dónde podemos expresarnos libremente, y a @lita2021 por la invitación.

@saracampero y @zaidetg únanse a este maravilloso concurso Short Story with a Twist/Cuentos cortos con un giro

_{PD: Me entraron las ganas y la curiosidad de seguir la historia.}

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_{Me despido con abrazos fuertes, BeckaYsa.}