Adoro esos árboles, también llamados Acacias. Cerca de donde vivo hay varios y es maravilloso verlos florecer y disfrutar de su sombra.
En efecto, nuestra infancia feliz estuvo acompañada de juegos al aire libre y de contacto físico con los demás.
Me encantó leerte.
Esa libertad para inventarnos juegos con cualquier cosa durante la infancia es algo que, desde la distancia, nos parece grandioso. Gracias por sus palabras, amiga. Saludos...