Elevo la mirada hacia lo más alto, contemplando las nubes y el cálido azul índigo, me abstraigo por unos minutos de lo que me rodea, permito que mis pensamientos se fundan con las nubes pasajeras, busco abrir más y más mis ojos, sin importar secar mis lágrimas, la luz guía mi sendero y aparta las piedras para pasar descalzo, manifestaciones de infinita verdad, invita a entregarme.

Parado frente a ti, reconozco la impresionante silueta que tienes, tu energía acapara el protagonismo del paisaje alrededor, inhalo profundamente y permito llenar mis pulmones con el brindis de tu oxígeno, exhalo profundamente y suelto todo tipo de tensiones y cargas innecesarias, expandiendo mi pecho y escuchando con el corazón, el danzar de tus hojas junto a la brisa refrescante, como hadas revoloteando en tu copa vestida de verde-naranja colibrí.

Me acerco un poco más y muy lentamente, deseo ofrecer el poder de voluntad que reside dentro de mí, un estado de respeto y sinceridad, donde juntos fusionemos nuestra maravillosa energía. Amor y calidez.

Tengo la tranquilidad que generas para comprometerme, proviene de tus impresionantes raíces, es la sombra equilibrada que penetra más allá de la mente, es tu corteza protectora despertando libertad en mis emociones.

Gracias por añadir alegría, amor, compasión y empatía con tan solo abrazarme. Me siento y me sientes vulnerable, desnudar el corazón no es tan sencillo.

Así comienza el despertar de la conciencia junto a la naturaleza del absoluto. Mi visión a cambiado, no siento miedo a vivir este tiempo. Nuestra humanidad comienza a incorporar herramientas que van en aumento de la frecuencia vibratoria. Hecho Está! Hecho Está!