¿Quién se iba a imaginar que detrás de aquel rostro de seriedad y sabiduría, lo único que se escondía era el chisme? Al principio la gente se preguntaba cómo los otros se habían enterado de cosas puntuales: quién engañó a menganito, quién entró a la casa de zutano o quién fue que escondió el ganado de fulano. Pero después se enteraron de todo! Por eso, cuando vieron al sapo, todos se escandalizaron!

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El sapo sabía hacer su trabajo y se la mantenía escuchando conversaciones ajenas, para luego pregonarlas al viento. También se hacía el loco cuando los otros le preguntaba qué estaba haciendo:

_Aquí, tranquilo, sintiendo la brisa -y era grabando las conversaciones o tomando fotografías. El sapo sabía hacer su trabajo y los otros creían que no era sapo sino una persona noble.

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Pero cuando se enteraron que el sapo era un sapo, empezaron a aislarlo de todo:

_¿Por qué no quieren estar conmigo? -preguntaba el sapo pasando por inocente. Pero los demás sabían lo que era capaz de hacer el sapo: traicionar fácilmente. Y entonces, bajito decían: ahí viene el sapo, no hablemos de esto porque irá con los agentes. Sapo traicionero, vendido y chismoso -decían muy valientemente. Entonces el sapo se fue quedando solo como todo aquel que vende por tres reales a su gente

HASTA UNA PRÓXIMA HISTORIA, AMIGOS