Llegaron los del Servicio Social a aquella casa humilde. Un olor a humo, tabaco y a barro estaba por todo el ambiente. En la casa había un solo hombre adulto, los demás eran mujeres. También había perros y gatos. Cundo la encargada de hacer la encuesta le preguntó al hombre su nombre, el hombre hizo una seña para que hablara con la más anciana de las mujeres.

o0o
Fue la anciana la que tomó la palabra y dijo los nombres de cada uno de ellos. Mientras uno iba anotando, la otra del Servicio Social iba preguntando. Le hizo muchas preguntas a la anciana y todas fueron respondidas, a veces largamente, otra veces con simples monosílabos. La anciana era la única que hablaba: el resto de la familia permanecía callada y con la cabeza hacia abajo.

o0o
Fue cuando preguntaron los parentescos, que comenzó el problema. La anciana se limitó a decir: somos una gran familia. Los del Servicio Social se miraron entré, intuyendo que allí pasaba algo. Inmediatamente reformularon la pregunta: ¿Quién el padre de las criaturas? La anciana señaló al hombre. Y quién es la madre, preguntaron con astucia. La anciana volvió a decir: "Escriba ahí: Somos una gran y sola familia feliz."

HASTA UNA PRÓXIMA HISTORIA, AMIGOS