La canción que escogí para este reto es Anhelante y el recuerdo es de un muchacho que estuvo enamorado de mí desde mi adolescencia hasta no sé cuándo.

Él se llama José. Aún somos amigos. Tiene 8 años más que yo, no es tanto, pero cuando uno tiene 15 años y quien te corteja tiene 23, uno lo ve como un “viejo” o por lo menos yo lo veía así.

Los años pasaron y cuando yo tenía 18 años José fue para mi casa con una guitarra. Enamorado, romántico y respetuoso me cantó “Anhelante” en el frente de la casa. Yo me puse roja como un tomate.

Ese día hablamos como adultos. Le expliqué que yo no lo quería y que no volviera a hacer eso, es decir, tocarme una serenata.

Debo decir que es la única serenata que un chico me ha cantado.

José se alejó de mí pero me llamaba por teléfono. Luego, yo me fui de Cumaná y perdí el contacto con él.

Años después nos volvimos a encontrar. Él estaba casado y tenía un hijo. Mi familia me decía que él aún le brillaban los ojos cuando me veía. Sus hermanos me decían lo mismo. Pero nos aprendimos a tratar como amigos.

En una oportunidad, estando en la radio José apareció. Nos tomamos un café en “Los Toldos Amarillos”. Nos reímos mucho de varias anécdotas que cada quien había vivido por su cuenta. Me preguntó si recordaba la serenata y le dije que sí.

Él, siempre amoroso, me dijo que nunca más le cantó una serenata a ninguna mujer y que esa sería nuestra canción. Para no entrar en detalles le dije que estaba bien.

Me invitó una tarde para su casa para que conociera a su familia. Nos íbamos a encontrar en la casa de su mamá. Allí estaban sus hermanos, su esposa, él y su hijo. Yo fui con mi hermana.

Afortunadamente, le caí bien a su hijo pero su esposa aunque no me trató mal sabía del enamoramiento de José por mí. Fue cordial y tuvimos oportunidad de hablar en privado en un momento en que quedamos solas en la sala.

Fue directa, ella no quería que José se encontrara conmigo. Yo sencillamente la oí. Por mi cabeza pasaban miles de cosas pero la más importante era qué hacía yo allí. Era amiga de esa familia pero no debí aceptar esa invitación.

José y su hermano Héctor nos acompañaron a mí y a mi hermana hasta la parada del carrito por puesto. En el trayecto hablé con él y le conté lo que su esposa me pidió. Además, le dije que yo estaba de acuerdo.

Él me sonrió y lo único que dijo fue: recuerda que “Anhelante” es nuestra canción.

Siempre que he escuchado esa canción me recuerdo de la serenata de José.