Amiga del alma y de la vida. Muchas veces nos ha tocado duro pero hemos sabido salir adelante. Yo, en tremenda peladera, he vendido "tetas", dulce de mango, ponquecitos y besos de coco.

Nunca he salido a vender esos productos porque los he vendido en mi casa. Además, no sé gritar lo suficientemente alto para vociferar lo que llevo jajajajaja.

También, fui taxista de unas vecinas para llevarlas a hacer sus compras al mercado. Todo por tratar de redondearme un dinerito.

En Margarita aprendí a no tenerle miedo a nada porque los margariteños son echados pa'lante. Yo perdí la cuenta de cuántos trabajo tuve en la Isla pero aprendí mucho en cada uno de ellos.

Un gran y fuerte abrazo... y quiero probar esos maníes.