@panchocroquer nos invita a compartir la anécdota o las anécdotas en las que hubo un resultado feliz gracias a que la vida de alguien fue salvada, no importa si fue tu vida o la de otro, no importa si viste cómo salvaban o te contaron la historia, lo que importa es compartirla y crear una vez más un espacio donde el conocernos sea la meta y el compartir historias sea la misión.

Mi hermana llegó a mi cuarto desesperada cargando a su bebé que tenía ocho meses más o menos. Con su voz en un hilo y notablemente desesperada me dijo: "Ay, Lili ayúdame" vi la cara de mi sobrinito y tenía los labios de un azul muy clarito, también vi que intentaba tomar aire pero no podía y hacía movimientos parecidos a arcadas. Inmediatamente y sin pensarlo dos veces lo tomé y lo coloqué boca abajo, golpeando suavemente su espalda, así cómo en libros y vídeos hemos visto que debe hacerse. Pero no hubo efecto positivo, entonces en mi desespero introduje mis dedos a su boca y sentí algo que podía sujetar, lo agarré con fuerza y halé ... El bebé tosió y respiró. Era un pedacito de cartón mojado en baba y casi deshecho. Era cartón de la caja de alguno de sus juguetes. Parece mentira que ese diminuto pedacito de cartón nos diera aquel susto tan grande. Yo no sé mucho de primeros auxilios y lo confieso, muy pocas veces he prestado atención a las explicaciones sobre maniobras en caso de asfixia o algo parecido, pero ese día y en otros momentos donde he visto a un niño atragantado mi reacción es rápida pero luego viene el miedo, la parálisis y esa sensación de que las piernas no funcionan y que en cualquier momento me voy a desmayar.

Gracias a Dios todo resultó bien y mi sobrino tiene ya 9 hermosos años y le quedan muchísimos más por delante. Dios nos cuide de vivir esas feas experiencias. Dios nos proteja a todos de todo mal.

Hace poco soñé que mi hijo menor se asfixiaba y me desperté de golpe, aterrada y temblando. Lo vi tranquilito durmiendo feliz, sin imaginar el tremendo pavor que estaba sintiendo su mami. Agradezco mucho a Dios porque me lo cuida y protege a diario, y estoy siempre muy pendiente de lo que se lleva a la boca. Considero ese sueño cómo un recordatorio de que debo estar pendiente de las tremenduras de mi hijo. Estoy pendiente y agradecida de que está y estará siempre bien.

También me enteré hace poco que un primo se lastimó fuertemente su pie al lanzarse a una piscina porque un niño se estaba ahogando. Gracias a Dios pudo ayudar al pequeño y está bien, aunque su pie se hinchó y quedó adolorido valió la pena porque la vida del niño está intacta.

Agradezco a Dios por esa energía o impulso que da a las personas en esos momentos de peligro. Agradezco porque con su mano divina permite que muchos sean salvados y continúen sus vidas. Estamos rodeados de héroes, nosotros mismos somos héroes, sin embargo es realmente la mano de Dios quien intercede para que la vida siga y se den las segundas, terceras, cuartas y muchas oportunidades más.