La gente muere, Julita. Reflexiones.
. El abuelo Selberión se encuentra con su nieta Julita en casa y a solas, después de haber recibido la infausta noticia de la desaparición de doña Josefina esposa de don Selberión, en un pueblo llanero del estado Guárico. El Covid-19 en otro arrebato acabó por llevarse a esta mujer de 74 años, y quien en apariencia tenía muy buena salud, y su aspecto apuntaba a durar, por lo menos, hasta los 85. La muchacha de 10 años no estaba preparada para un acontecimiento de esa magnitud y características pues es como todos los que saben que la gente muere, pero no nos incluimos en la lista. Don Selberión le aclara a Julita: —Julita, querida, debo decirte que así es la vida. Dios nos la dio de una manera sencilla, y llegamos a saber cómo y cuándo llegamos al mundo, pero ninguna precisión hay de nuestra partida. La niña llora sin consuelo, y don Selberión trata de evitar ese llanto conmovedor. En tanto, suena el teléfono para avisar que doña Josefina no va a ser velada, sino que la llevarán directamente a El Edén de los Recuerdos, nombre del cementerio del pueblo. La niña debe quedarse para evitarle sufrimientos de ver a su abuelita en la urna. La niña quiere ir, pero no la dejan. En el futuro sabrá que la gente muere, y que es un suceso sumamente natural aunque terrible, y por siempre esta expresión la llevará actualizada en el corazón y la mente: —La gente muere, Julita. Julita va a su habitación, recuerda a su abuelita y, finalmente, la vence el sueño. La gente muere, Julita.La gente muere, Julita.
Ay amigo, una historia muy emotiva. La gente muere, es verdad, pero los dolientes ya no tenemos ni siquiera el tiempo para despedirnos.
Julita comprenderá más adelante que la misericordia de Dios es infinita y le ayudará a superar este dolor.
Abrazos y saludos @lecumberre
Expresiones del corazón estremecido, estimada Marcy. Cierto, no hay tiempo de despedida, y solo los recuerdos y el dolor dejan una silenciosa estela en la senda.
Dios nos bendiga.
@lecumberre hace muchísimos años se me murió un gran amigo. Yo estaba bastante joven. Lo acompañé en su enfermedad tanto en el hospital como en su casa. Luego, llegó el momento, fui a la funeraria y caminé detrás de su ataúd. Ese día las bocinas de los carros pitaban para que el cortejo se apartara. Yo iba con mi hermana recordando todas las aventuras que habíamos vivido juntos. Ese día comprendí lo importante que era esa despedida; mi corazón quedó tranquilo y sentí que en algún momento, cuando Dios quiera, nos volveremos a encontrar.
Una historia muy conmovedora, me gustó mucho! Saludos.
Hola, Double. Una microrrelato basado en hechos reales
@lecumberre. conmovedora historia, y muy cierta. la gente muere pero no estamos preparados para acertar esa realidad sin sufrimiento. saludos.
La realidad del viviente. Vemos a los demás como los que pueden morir, pero a nuestros familiares no.
Excelente escrito lo tome como mi top3 , muy cierto. Éxitos
Gracias por la selección. Complacido, Zul.
Una gran verdad amigo, la gente muere, pero no la aceptamos, algo tan natural como el nacimiento pero siempre nos sorprende, y es algo que no nos enseñan ni en casa ni en la escuela.
La gente muere Julita y es un dolor con el que aprenderás a vivir.
Saludos amigo, encontré tu emotiva publicación por recomendación de la amiga @zulita, excelente. Fue un gusto leerte.
Oh muy agradecido. No esperaba que este escrito llamara tanto la atencón. Sí, Genomi, la gran realidad. Bendiciones de Dios.