Ya no estaba muy convencida. Sentía que no era el momento de formalizar esta relación. Yo dudaba de mis sentimientos, de lo que quería hacer con mi vida. Me preguntaba si valdría la pena seguir aquí, en este pueblo a la espera del arenque, el bacalao y de las frutas y verduras que preparíamos en conservas y encurtidos para los duros y fríos inviernos.

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Se oía en el vecindario que las hijas de los Kranenburg habían dejado el pueblo para instalarse en Ámsterdam, ciudad que según había leído, era todo un espectáculo de luz y modernidad. Sus padres hicieron un esfuerzo enorme para enviarlas allá, y se decía que una tía las recibiría en su casa para que pudieran estudiar en la universidad.

También, en la casa de los Folmer las dos chicas mayores, como de mi edad, habían decidido ir a estudiar Agricultura en la universidad de Wageningen, para después poder trabajar en una oficina de la FAO.

Ámsterdam, ¡qué ganas tenía de conocerla, explorarla, recorrerla! Pero cómo me enfrentaba a mis padres y decirles que quería ir a conocer el mundo, si eran tan conservadores, acostumbrados a proteger a los hijos, dedicados al huerto, amantes de la pesca, amén del respeto que sentían por los domingos de misa y oración.

Además, cómo haría con Stephan. Manteníamos una relación desde que comenzamos el bachillerato y ya él me había propuesto matrimonio, con casa propia, pues sus padres le tenían reservado un espacio grande e independiente en su granja para cuando él dispusiera contraer nupcias e iniciar su propia familia.

Cada vez que conversábamos me dejaba ver que tenía toda la intención de que nos casáramos pronto y de que tuviéramos muchos hijos. Yo no lo veía así... Todo me parecía muy apresurado.

En verdad, desde niña, me había enamorado de mis libros; me quedaba despierta hasta la madrugada, luego de las largas horas de estudio y del trabajo en la casa, el bordado y la cocina. En ese desvelo leía historias de amor, Madame Bovary era mi preferida; comedias, las de Shakespeare, y hasta un poco de lectura sobre las civilizaciones antiguas de Oriente y Occidente.

Si de algo estaba plenamene segura era de que tenía que vivir cosas distintas. Me gustaba mucho la idea de hacerme una mujer profesional, visitar bibliotecas, museos, teatros; recorrer Europa en tren, conocer gente interesante, hablar de temas distintos al aranque, el salmón, los espárragos y los peces de temporada.

Invito a participar en este interesante concurso a @medumi

Aquí le dejo el enlace: https://steemit.com/hive-108800/@solperez/club5050-arte-y-escritura-semana-13-por-solperez-15-apoyo-para-la-comunidad-club5050-art-and-writing-week-13-by-solperez-15
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