Los juegos Olímpicos París 2024, no han contado con una buena crítica. Desde su apertura y como se han ido dando las cosas han surgido a lo interno algunos malestares y desencuentros que nos dejan un mal sabor de boca. Como yo lo veo, desde el punto de vista organizacional fueron tomados como un medio poco acertado para enviar un mensaje, pero lo que no tomaron en cuenta fue el hecho de que la mayoría no estaría en sintonía con el mismo. El mensaje que enviaron no tuvo la respuestas que ellos esperaban por la sencilla razón de que, desde todo ángulo, éste estaba fuera de lugar. Soy de las personas que poco hace caso a las especulaciones y a las noticias amarillistas que solo buscan causar alarma, pero al mismo tiempo soy muy curiosa :) y me gusta tener real certeza de las cosas para así poder contar con respaldo al momento de dar mi opinión y este es el mejor momento para ello.

Los juegos olímpicos siempre han sido el lugar común para los encuentros amistosos y una excelente excusa para estrechar, a través del deporte lazos de amistad entre las naciones participantes, pero este año fue uno en el que quisieron de una forma muy inapropiada y hasta forzada introducir un tema aún delicado.

Hay un dicho popular que reza "Ajuro, ni los zapatos". Siento que su mensaje más que llamar a la inclusión, a la unión y al respeto de las diferencias, simplemente fue ofensivo y de muy mal gusto, rayando en lo grotesco en algunos casos. También creo que si se exige respeto, no puede ni debe hacerse pasando por encima del otro a través de la burla y vulnerando las creencias, emociones y sentimientos del otro porque eso trae consecuencias y como bien decían los viejos, "quien a hierro mata no puede morir a sombrerazos".

Por otra parte está el tema de la logística. Creo que todos esperábamos que estuviese enmarcada dentro de las reglas, acorde a la magnitud del evento y la importancia de los países invitados. Yo particularmente, quedé impresionada al ver el video que subió una de las atletas norteamericanas mostrando la ventana de su habitación desde la que tenía vista para las otras habitaciones y así como ella, los demás podían ver la suya. No tenían cortinas y para poder vestirse usaba una toalla para taparla y volver a quitarla al terminar. Ella expresó,

Ya para finalizar, otra de las cosas que tampoco tomaron en cuenta fueron las posibles consecuencias que dejarían un mal manejo de la desigualdad de géneros desde el punto de vista físico. Una vez más, como si esto fuera la razón de ser de las Olimpiadas forzosamente intentaron llamar la atención hacia la inclusión y otra vez les salió mal la jugada. Por muy fuerte que sea una mujer y aún siendo boxeadora olímpica, se debe tener la mínima precaución al ubicarle el contendiente. Si es mujer, lo lógico es que sea otra mujer su contrincante; si es un hombre, otro hombre y si es un transgénero lo justo es que sea un transgénero. Eso siento sería lo apropiado. Esta persona se puede sentir como quiera, pero sus características físicas y su fuerza son las que le otorgan el género al que biológicamente pertenece y las que al final de cuentas son las que se están midiendo en esta clase de evento.