El corpus de: Mucoelrío, cerquita de Carúpano

No vivo en una ciudad, habito y soy un pueblo que lleva por nombre Mucoelrío. Está ubicado en el estado Sucre, cerquita de Carúpano, pero siempre les advierto a los investigadores acuciosos que no lo busquen en ningún mapa porque, simplemente, no aparece. Su cartografía está grabada en cada corazón que lo visite y lo disfrute.

Mucoelrío no tiene un color único, exclusivo; se empeña en ser transparente como el alma de sus habitantes, pero la sabia naturaleza logra vencer sus artimañas e impone sus matices transitorios, porque este pueblo cambia de colores para propiciar escenas bucólicas y estados de ánimo transfigurados con el ambiente. En las mañanas frías, por ejemplo, baja la neblina desde los cerros que lo rodean y, durante esas primeras horas del día, Mucoelrío parece cubierto por un blanco velo virginal que más tarde el sol va deshilachando hasta que lo hace desaparecer. Después, en cuanto tiene una oportunidad, la naturaleza aprovecha para desatar su eterna aguajería con los relucientes verdes del follaje y el escandaloso prisma de sus flores. Al atardecer, el sol insiste en pintar de amarillo todo el paisaje, pero la transparencia se junta con la oscuridad para que este intento no dure mucho. La noche, por su parte, tiende un inmenso mantel oscuro que apenas le deja espacio para que la luz eléctrica demuestre los infinitos recursos que tiene el hombre para reinar en este mundo.

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Mi pueblo suena como el agua que corre por el río que ya no es un río, pero se quedó en la imaginación de sus moradores desde tiempos inmemoriales. Ese río existió, al parecer, hace más de dos siglos, cuando todavía el caserío se estaba comenzando a formar, pero todos hablan de él como si realmente lo hubiesen visto y hubiesen disfrutado de sus aguas. Cuando cae un aguacero torrencial, el arroyo crece con un ímpetu inaudito. A la gente del lugar le gusta salir a contemplarlo y a escuchar su desbocado rumor. Sueñan con que, una vez que se le pase la furia, las aguas se queden eternamente transitando por ese cauce siempre seco, pero como esto nunca sucede, el río continúa corriendo en el anhelo de sus sueños.

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Por estos días, a mediados de año, Mucoelrío huele a maíz tierno y a berenjena asada. La brisa impregna el ambiente con el aroma de las cachapas que pregonan desde las cocinas que han derrotado por cierto tiempo a las omnipresentes arepas. La berenjena asada, por su parte, irradia un olor característico que muy pocos conocen; a algunas personas, incluso, les desagrada al principio, pero en cuanto prueban este manjar sazonado exclusivamente con ají dulce, quedan para siempre prendados de ese bendito tufo que antes no soportaban. Los primeros meses del año, el pueblo se llena de olores que les sirven de guía a los golosos para localizar mangos, guayabas, paujíes, jobos, pomalacas y cuanta fruta comestible se encuentre por esos contornos. De septiembre en adelante, el pueblo comienza a oler a las hallacas y al ron con ponsigué que todos piensan disfrutar desde noviembre hasta enero.

Mucoelrío sabe a tradición. Cada comida, cada fruto, cada plato que se ingiere lleva el conocimiento ancestral de su gente. Se utilizan, por lo general, los ingredientes que se cultivan en la propia tierra y es esto lo que les brinda ese toque especial a todos los sabores. En las cocinas hogareñas o en los fogones que se improvisan en cualquier patio para compartir la amistad fraternal, los sabores asumen el compromiso de mantenernos unidos para continuar arraigando nuestros más altos valores.

La figura del agricultor ha sido, desde los más lejanos tiempos, emblemática en Mucoelrío. Sus moradores, por supuesto, han expandido sus labores hacia otros quehaceres que la evolución del país ha propiciado. Un gran contingente de ellos se ha convertido en profesionales universitarios y otro sector ejerce oficios que nada tienen que ver con el cultivo de la tierra; sin embargo, los labradores nunca han faltado en este pueblo, donde se les respeta y se les confiere su inmensa importancia como productores.

Los sitios que pudieran ostentar el calificativo de turísticos en Mucoelrío quedan hacia las montañas, en medio de la vegetación exuberante de los cerros. Por allí se encuentran los vestigios de unas minas de cobre que fueron explotadas a finales del siglo XIX; se trata de una prueba fehaciente sobre el intento infructuoso de inculcar en el pueblo las actividades mineras. Por esos parajes encontraron también, en cierta oportunidad, las líneas todavía visibles de un inmenso petroglifo que nuestros pobladores se dedicaron a limpiar hasta que lo tuvieron todo descubierto. En ese momento se dieron cuenta de que se trataba de la figura de un hombre, con un enorme sombrero, que se encontraba orinando; entonces inmediatamente decidieron borrarlo, porque, según ellos, quién se iba a interesar por la imagen de un cristiano haciendo sus necesidades. Y nos perdimos para siempre de ese antiguo legado.

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Debido a que mi pueblo es pequeño, me gustan todos sus rincones; tanto sus calles arbitrarias y cortadas de improviso por cualquier accidente natural, como las montañas vestidas de grana por la madurez de los cafetales que les pide permiso a los variados tonos del verde para brindar la carga de sus frutos. En el recogimiento de su pequeña capilla, en la celebración de la vida que propicia cada sancocho debajo cualquier árbol frondoso, en el camino vegetal que traza el cauce del río seco, en todos sus recovecos Mucoelrío me agrada sin duda.

La canción de Mucoelrío con el tiempo se convirtió en un himno que todos sus habitantes cantan para tener presente la riqueza material y espiritual del pueblo. Se trata de una composición que le dedicó el poeta más famoso nacido en el lugar, Nicolás Yáñez. La letra refiere costumbres antiguas y el origen del nombre que recibió el incipiente caserío desde que comenzó su conformación. He aquí una pequeña estrofa de ese canto: Tienes cerca del valle tus manantiales/, que tus antepasados los disfrutaban/, cuando en oscuras noches se levantaban/ a tomar un poquito de sus raudales…

Mucoelrío no tiene un corazón… posee un sinnúmero de corazones que palpitan por él en cada costado izquierdo de sus moradores y de muchos visitantes que más nunca han podido desprenderse de su proverbial atracción. Cualquier sitio es bueno en ese pueblo para disfrutar la vida.

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Todas las imágenes son de mi propiedad.

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Estimado @cruzamilcar63 permíteme decirte que he leído tres veces esta publicación. Pareciera que me describes un pueblo que no existe. La belleza de tu corpus hace que piense que has soñado este territorio.

Mucoelrío es "transparente como el alma de sus habitantes,..." Dios!! qué manera tan poética para describir a sus habitantes y para definir un color.

Mientras que en la noche, el servicio eléctrico se empeña (para buscar algo positivo en nuestras carencias) que veamos las estrellas y nos encontremos con "ese mantel oscuro" que descubre otros recursos de la naturaleza.

Mi pueblo suena como el agua que corre por el río que ya no es un río, pero se quedó en la imaginación de sus moradores desde tiempos inmemoriales.

Impecable! El pueblo mágico sí existe!

Mucoelrío no tiene un corazón… posee un sinnúmero de corazones

Y uno que late muy fuerte es el tuyo.

Estoy demasiado agradecida con este corpus. En algún momento podré viajar y descubriré este poblado maravilloso del Estado Sucre.

Me siento conmovida por tus percepciones de Mucoelrío. Me has humanizado un territorio de una manera muy singular.

Gracias por unirte a este reto y por escribir con tanta pasión de tu Mucoelrío! Un gran y fuerte abrazo :)

Estimada @marcybetancourt, ese pueblo existe, en él nací y pasé gran parte de mi existencia. Sucede, quizás, que lo describo desde la nostalgia de los buenos años y la distancia, pero de ninguna manera he tratado de crear un ambiente ideal que solo ocurre en mi imaginación. Estos últimos tiempos, Mucoelrío sufre, por supuesto, de todas las carencias que vive el país entero; sin embargo sus pobladores luchan por mantener un buen ánimo para no dejarse derrotar por las circunstancias. Las fotos que acompañan la publicación son de este año.
Gracias por tus comentarios tan agradables y felicitaciones por esta iniciativa tan interesante. Un abrazo.

¡Enhorabuena! Su post ha sido seleccionado para la publicación de los destacados de la semana 20 por la comunidad #venezolanossteem, la casa de los sueños posibles.

Hola, @solperez, un fraternal saludo de mi parte... Gracias por escoger mi publicación para honrarla entre las destacadas. Me complace mucho y continuaré por aquí, participando en la comunidad.

Gracias, amigo, te había echado de menos. Aquí están las puertas abiertas para gente talentosa como tú. Un abrazo.

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