Arte y escritura/ Semana 9/ "Las arbitrariedades de la vejez"
Las arbitrariedades de la vejez
La vejez no perdona y los caminos tampoco ayudan. Cada piedra que sobresale, cada desnivel en el suelo, cada rama atravesada, se convierten en peligrosos obstáculos que parecieran confabularse para hacer mucho más penosa la cotidiana travesía. El bastón es un soporte tan inseguro como las mismas piernas; el equilibrio es incapaz de confiar por completo en este pedazo de palo sostenido por una mano que apenas puede empuñarlo, que en seguida se entumece, y pide ser sustituida, porque los dedos adormecidos casi no sienten la empuñadura providencial que lo afincará en tierra para que el cuerpo achacoso encuentre un punto de apoyo que le permita avanzar con menos dificultad.
Old woman with child and goose
Ya es imposible, como antes, salir sola a recorrer estos senderos que me ofrecían mil posibilidades de perderme para volverme a encontrar en los lugares donde menos lo esperaba. En aquel tiempo, se trataba de una dichosa locura elegir los vericuetos más inesperados para convertirlos en trochas momentáneas de mi desconsiderada osadía, en trayectos que no me llevarían a ningún lado, pero me proporcionaban la dicha de afinar con las clavijas del orgullo rebelde los sentidos de mi orientación. Nada me preocupaba y ningún sitio de aquel intrincado monte que se llevaron los años me parecía desconocido o atemorizante. Desde cualquier parte podía, tranquilamente, localizar a los animales, juntarlos y llevarlos hasta los corrales que los aguardaban en casa.
El avance insobornable del tiempo va tejiendo un compendio de previsiones que se enfrenta con el desparpajo imprudente del pasado para que el alma sonría desde una sagrada complicidad que no dilucida, con exactitud, cuál es el sentimiento que prevalece: es imposible definir si se trata de la felicidad por aquel pasado vivido con tanta libertad o si es, en cambio, una manifestación, una mueca de inevitable conformidad ante la proliferación intransigente de un sinnúmero de advertencias, de consejos que pretender ser sabios, con los cuales abrumo a esta niña que me acompaña a transportar los gansos y que merece una existencia tan intensa e independiente como la que yo tuve.
Pero así es la vida. El mundo se nos va reduciendo y las inquietudes se multiplican para terminar llevando a cabo todo aquello que asegurábamos, con la rotunda seguridad de la juventud, que jamás haríamos. Hoy, en esta hora de mi existencia, estos animales que van delante me ayudan a descubrir las vicisitudes del camino, a ellos les confío el itinerario que la pericia de su instinto hace tiempo trazó con exactitud; y esta solícita niña que nunca acelera su andar para vigilar mis pasos, además de soportar el caudal de exhortaciones que, a su edad, carecen de sentido, será mi voz de auxilio cuando ya no pueda continuar o la mensajera portadora de mi último adiós.
Invito a la amiga @aplausos.
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Muchas gracias por su apoyo...
Amigo mío, has tocado un tema interesante: el de la independencia en la vejez. La verdad es que en esta etapa de nuestras vidas, la culebra se muerde la cola y requerimos de los mismos cuidados de cuando éramos niños. Volvemos a los pasos lentos, inseguros y tambaleantes, y a la mirada vigilante de otros, quienes de algún modo se convierten en nuestros sentidos. Lo peor del caso es que, a diferencia de la niñez, uno se siente "molestando"a los demás; y eso a veces pesa muchísimo anímicamente.
Gracias por acompañarnos en esta iniciativa. Un abrazo
Qué buena valoración ha realizado sobre esas ideas que he mostrado sobre la vejez, amiga. Si se me hubiese ocurrido lo de la culebra, también lo coloco allí, pero no fue así, aunque intenté reflejar exactamente eso que dices... Gracias por estas oportunidades. Saludos.
Me siento honrada de contar contigo en esta iniciativa.
Muy bueno tu texto que además se adapta a la reflexión. La edad disminuye físicamente a las personas sin embargo las acrecienta en sabiduría. Un valor agregado es haberlo redactado en primera persona. Te felicito me gustó mucho.
Me complace mucho que le haya gustado mi publicación, amiga. Sí, la primera persona encierra más emotividad que las otras y los sentimientos parecen provenir desde el mismo corazón... Saludos y le deseo lo mejor...