Las confesiones de Herodías

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Lo peor no fue que me insultaras delante de toda la gente, echándome en cara el haber accedido a convertirme en la mujer de quien es hermano del que fue mi marido, como si tú tuvieras la obligación de andar cuestionando lo que otro hace o deja de hacer, como que tú comprendieras los hilos que se tejen y se destejen alrededor del poder, como si tú conocieras las razones implacables de una mujer una vez que traza el itinerario de su suerte. Tú que vives deambulando por montes y praderas, que te cubres el cuerpo con una rústica piel de camello y te alimentas de saltamontes y miel de abejas silvestres, osas atravesarte ante el Tetrarca de esta provincia, te atreves a lanzar tu perorata desafiante contra nosotros, que nos engalanamos con la supremacía de la autoridad porque somos, sin duda, quienes con solo un gesto pueden callarte de una vez y para siempre…

_{Herodías Esta es una de las tres imágenes propuesta por Arte y Escritura.}

Lo peor no fue que mis ganas de borrarte de una vez de este mundo para mandarte a ese que tanto pregonas ante esa multitud de desahuciados que te sigue, no fue posible hacerla realidad porque las indecisiones de mi marido le indicaron que te dejara tranquilo, debido a que te consideraba, a fin de cuentas, un hombre inútil que era útil para sus propósitos; tus vociferaciones sobre el fin del mundo, los pecados y el ser maravilloso que vendría después representaban una atractiva distracción para tus seguidores, un modo de alejarlos de las vicisitudes terrenales para mirar hacia un no sé dónde que jamás llegué a entender…

Lo peor no fue que hasta mi propio esposo cayera también en los encantamientos de tu voz y estuviese a punto de claudicar ante esas locas razones tuyas de amor, de humildad y de vida eterna que le enturbiaban el entendimiento y lo hacían hablar y pensar de otra manera; yo tuve que obligarlo a poner en la balanza todo lo que representaban para él mis atributos y mis actuaciones como mujer frente a las ideas tuyas que prometían grandes acontecimientos, pero se perdían en los etéreos vaivenes del viento sin que nada llegase a suceder. Fue el ultimátum de una esposa ofendida y dispuesta para la venganza lo que le condujo a encadenarte en una cárcel desde donde seguías gritando tus locuras…

Nada de eso me conmovió, todo formaba parte de los hilos que debía manejar, con astucia y determinación, para seguir adelante disfrutando de mis prerrogativas, eran pequeños sucesos que pertenecían a la cotidianidad del poder... Hasta que llegó lo peor cuando miré a mi propia hija cargando la bandeja donde estaba tu cabeza. Debía ser mi venganza, el modo más cruel de castigarte, el método definitivo para que desaparecieras por siempre, pero no, allí estaban tus mismos ojos, tu misma boca, tu sereno y simbólico semblante como si nada hubiese pasado, como si no estuviese separado del cuerpo; y entonces supe con certeza que tu cabeza continuaría por los siglos de los siglos danzando entre las manos de esa hermosa hija mía que solo se limitó a complacer los deseos de una malvada madre.

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Invito a la amiga @vivigibelis y a todos quienes se quieran sumar a este reto. Por aquí les dejo la información.

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