6to Reto Mi tesoro es: "Lo vivido" por @chretien.

in Venezolanos Steem3 years ago (edited)
     Con esta publicación me sumo al "6to Reto. Mi reliquia. Mi tesoro. My Precious" patrocinado por @panchocroquer. Si quieres participar aquí están las instrucciones.

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Un caballo (un caballero en el ajedrez medieval) y un alfil (un "obispo"). (Fotografía de @chretien).

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     La idea de tesoro tiene implícita la idea de poder perderlo. Y la historia de mi tesoro o de mis tesoros no podía ser distinta. Era yo un Smaug con su tesoro bien protegido en casa hasta que me tocó emigrar. Y entonces, unos familiares hicieron la de Bilbo Bolsón y se metieron en mi cueva. Afortunadamente mi tesoro está compuesto en su mayor parte por libros que siempre son difíciles de vender y de escaso precio. Los libros no son buena inversión. Pero sí habían algunas cosas con algún valor de cambio. Entre ellas estaban una colección de piezas de ajedrez, réplicas de aquel llamado de la "Isla de Lewis" o descendiendes de él. De unas 30 piezas que tenía mi tesoro quedaron estas dos. Mi interés por estas piezas se remonta a mis 19 años, cuando cambié un carro para ir a la universidad que me ofrecieron mis padres, por la posibilidad de viajar de mochilero por Europa. En ese momento comencé a atesorar estas piezas. Mucho más por mi pasión por la Edad Media que por mi mediocre condición de jugador de ajedrez. Que en todo caso se demuestra con mi fallida estrategia de enroque al elegir quien tendría las llaves de mi hogar.

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(Fotografía de @chretien).

     Decía que mi tesoro son en su mayoría libros. Entre ellos los libros de mi infancia ocupan un lugar importante. En la fotografía uno dedicado por una tía cuando pasé a 1° grado. Y un diccionario que me gané en un "Concurso literario" en 6° grado. Con un cuento que trataba de un colegio que tras una explosión en el laboratorio de química se trasladaba al futuro. En ese momento yo acababa de descubrir lo que era una computadora y entonces ese futuro de pantallas estaba cantado. Ese cuento apareció en un suplemento literario de "El Diario de Oriente" que se publicaba en Barcelona en ese momento.

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(Fotografía de @chretien).

     A mi mamá le gusta decir que cuando su "Monedita de oro" comenzó a escuchar rock and roll se oxidó. Lo cierto es que mis impecables veinte se conviertieron en varias materias raspadas. Entre mis "reliquias" conservo varios de mis discos -No escribiré "vinilo" porque la palabra de mi adolescencia era "disco"-. Incluídos los de "Sentimiento Muerto" que aún escucho rascándome la barriga como si tocara guitarra. O esa maravilla que aún me hace flipar que se titula "Rattle and Hum". Recientemente logré incluso conseguir la misma edición nacional de una compilación de los Rolling Stones en donde escuchaba "Sympathy For The Devil". El disco original, que era prestado, por cierto, se volvió un amasijo de plástico cuando quedó dentro del carro de mi padre. Seguramente después de regresar de alguna fiesta y empatar la noche con el día en la playa que era lo común en esos momentos. Les cuento que he vuelto a escuchar el disco en reversa y el diablo sigue sin aparecer.

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(Fotografía de @chretien).

     Quiero hablarles ahora del primer libro que decidimos comprar juntos la madre de mi hija y yo cuando eramos novios y asistíamos a la universidad. Una hermosa edición de las pinturas y dibujos de Tolkien. Visitábamos la "Feria del Libro" y ambos quedamos encantados con aquello. Como previendo que nuestra hija llevaría por nombre el de un personaje de Tolkien pagamos juntos por él. Decidimos pegarle las calcomanías que le ponían a uno en la ropa al entrar a la feria. La unión se acabó. Ella se quedó con los libros de arte y yo con los de literatura pero aún nos une nuestra hermosa hija: Soñada en las páginas de Tolkien.

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Una de las páginas mas bellas del libro: La versión "física" de Tolkien del libro de Mazarbul. (Fotografía de @chretien).

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(Fotografía de @chretien).

     Siguiendo con libros que atesoro está este: La edición de la obras de Ramos Sucre con la que escribí mi tesis de grado sobre él. Ajada, rayada y vuelta a rayar representa para mí el legado de mi carrera universitaria. El mundo de Ramos Sucre encarna a ese "literato universal" que siempre he querido ser. Leer a Ramos Sucre es recordar que la literatura es una sola y que las raíces llegan a cualquier lugar y a cualquier época. Es huir del provincianismo. De seguidas incluyo también dos tesoros. Uno de ellos doblemente especial. Y el otro triplemente especial. Esta "Antología" la suelo abrir en cualquier página y siempre encuentro un buen poema que reconforte o acaricie mi espíritu.

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(Fotografía de @chretien).

A los comentaristas de la "Chanson de Roland" les gusta decír que cuando Roland decide no usar el olifante para llamar a Carlomagno y enfrentar a las huestes de Marcilio fue osado, temerario, y no valiente. Me gusta pensar que en la época que tuve en un apartamento a tres golden retriever y una pareja de hurones yo era un poco "Roldán". Esa pelotita de pelo que ven allí es un recuerdo de esos días. De cuando bañaba a mis tres hermosos perros y después hacía pelotitas con su pelo caído. (Entiéndase: Tesoro triplemente especial). Y el estuche tiene la marca de Gandalf, el macho, a quien le daba por masticar libros cuando se quedaba mucho tiempo solo. (Entiéndase: Tesoro doblemente especial). Este perro era tan atrevido, es que era Gandalf en el puente de Khazad-dûm frente al Balrog, que cuando iba a salir me miraba pientras ponía su pata sobre un libro en la parte baja de la estantería. Se cuenta y no se cree.

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(Fotografía de @chretien).

Entre los pocos libros que pude comprar en mis dos años de emigrante en Chile está este. La "Axolotiada". Un irrepetible libro sobre el axolot mexicano. Un libro hermoso que es de ciencia, de mitología y de literatura al mismo tiempo. Un libro del que me antojé porque "Axolotl" de Julio Cortázar es uno de mis cuentos favoritos. Porque leer ese cuento de Cortázar una y otra vez es preguntarme por quién he sido, por quién soy y por quién voy siendo. Para comprar este libro ahorré de las propinas que ganaba como mesonero en Chile. Me costó 35.000 pesos. "¡¿Gastaste en Chile 35.000 pesos en un libro?!", se entera mi esposa anoche mientras le hablaba de este texto que iba a escribir. Sí Po'. Era sobre los axolots. Tu sabes. Esos animalitos que... (Sepa el lector que nuestro presupuesto semanal para el mercado era más o menos eso mismo). Georges ha empezado a hojear el libro esta mañana. ¡Y está haciendo toda clase de preguntas!

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(Fotografía de @chretien).

     En algún momento del año 2004 llegó a mis manos una novela que devoré en un par de días con sus respectivas noches. "La sombra del viento" de Carlos Ruiz Zafón se titula. Convencido inmediatamente que aquella novela serviría para hacer lectores comencé a ofrecerla. Y fue que entonces se creo en torno a aquella novela y a mi ejemplar una seguidilla en donde amigos, compañeros de trabajo y conocidos se fueron pasando la novela. Un grupo incluso llegamos a reunirnos en torno a un curso de "Apreciación literaria" que me inventé aprovechando la ocasión. Resulta que los lectores unos meses después comenzaron a pedirla de nuevo para ahora releerla. Se me ocurrió pedirles que ahora, en esta segunda lectura, subrayaran, anotaran e incluso, dibujaran en sus márgenes -había una pintora en aquel grupo- siempre colocando su nombre para ir dejando constancia del paso personal, único e irrepetible, de cada de uno de los los lectores, por aquel libro. Una joven bautizada Beatriz de aquel grupo devino rápidamente en una Beatriz de aquella historia. Para luego convertirse en mi Beatrice. En el primer "Día de los enamorados" que celebramos me regaló entonces, adelantándose a que seguramente no volvería a ver mi ejemplar de "La sombra del viento", una bella edición especial. En gran formato y acompañada con fotografías de la época. Este libro es sin duda un tesoro. Especialmente porque 16 años más tarde la carta que me entregó mi Beatrice ese día con el libro, y que conservo dentro de él, sigue estando vigente. Beatriz devino Beatrice. Aquella lectora devino en mi esposa y madre de mi Georges. Y mi primer ejemplar de "La sombra del viento" continúa circulando y seguro estoy que está haciendo nuevos lectores.

     Amable lector: Si bien pudiera seguir contando historias en torno a libros con los que tengo afectos particulares e intensos creo que por ahora es suficiente. Te diré ahora, al final, la verdad: Mis libros no son mis tesoros. Son más bien "mis mapas del tesoro": Me permiten conectarme más profundamente con mi vida. Con la ya vivida y ahora recordada. Y con la que vivo diariamente. Para llegar entonces a las personas que amo. Y a las vivencias que con ellas creo, a los tesoros que son cada momento vivido con ellas.

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      ¡Gracias a la comunidad #VenezolanosSteem gestionada por @marybetancourt y @solperez!

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¡Gracias por leerme!

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Hace algunos años atrás tuve un amigo, un buen amigo al que me recordaste con tu post.

Textualmente me dijo un día.

Los libros no son buena inversión.

¿Cómo puedes decir eso si al igual que tú debe haber miles de amantes de libros?

Tenia tantos libros y tanto tiempo libre que se organizó y los puso a la venta a precio de gallina flaca en una plaza del pueblo.

Resulta que si, no se vendían.

Nadie sabe el valor de un libro para su dueño. Nadie sabe lo que una persona pueda considerar sus tesoros. Se tiene que pensar muy pero muy bien a quien dejas en tu casa con tus tesoros.

Gracias por mostrarnos tu colección de tesoros que comienzan con la pareja de un caballo y un alfil, y terminas con lo que es seguro tus mayores tesoros; la reina Beatrice y el príncipe George.

Saludos amigo, mil gracias por compartir.

Sí, vale. ¡Eso no es negocio! ¡Muy agradecido por tu comentario @panchocroquer!

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