Desde que empezó este tema de la pandemia le pedí a mi hija que me hiciera un tapabocas, ella hizo para todos. Al comienzo parecía una extravagancia, no quería caer en exageraciones, pero tampoco en descuido. Cuando pude pasar el río me fui a mi nuevo hogar y desde allá escuché, mientras oraba, como a cada uno de mis hijos les fue pegando este virus. Fueron días de zozobra que han dejado sus secuelas.

Cada vez que salgo me coloco este accesorio que junto con una gorra y los lentes se volvió parte del atuendo diario. Tiende a asfixiarme y no puedo evitar abrir la boca cuando me lo pongo, no sé respirar bien con él, pero no lo dejo de usar. Cuando estoy en lugares donde no hay aglomeración de personas, saco la nariz y luego vuelvo a subirlo hasta que llego a casa.

Entiendo que el miedo es un factor negativo para la salud, hace bajar las defensas y nos desequilibra, no me despreocupo, mantengo las normas y restricciones que hay que seguir e intento que no me agarre un temor exagerado que me genere ataques de pánico y agrave el problema.

Los días siguen transcurriendo y nuevas variantes van apareciendo trastocando planes y generando más incertidumbre. Hay que seguir adelante, cuidándonos lo más que podamos y aprendiendo de todo lo que nos ha tocado vivir. A fin de cuentas lo más valioso que tenemos es la vida, este virus nos mostró que no discrimina y que somos muy vulnerables, cualquier ínfula u orgullo queda en un último plano. No no las sabemos todas, no somos libres ni súper poderosos, lo único que podemos hacer es cuidarnos.

Para este reto de @acostacazorla, he creado estas redondillas, espero sean de su agrado

Como quisiera un poder
que se llevara este mal
cambio el destino fatal
que no lo logro entender

Aparto también el miedo
que regresen los abrazos
volvamos a los regazos.
Aunque lo trate no puedo.