Cuando la pusieron ya estaba casi terminando de lavar, pero no la dejaron mucho rato, así que solo alcanzó para llenar lo necesario. No obstante, no quedó ni una media sucia.

Ahora que escribo me doy cuenta de que por levantarme temprano no agarré más agua, pero el cerebro cree que hizo una hazaña y eso debe ser bueno. Él, muy petulante, le hará creer a los demás órganos que se la está comiendo y ellos no se van a quedar atrás, por lo que el sistema en general se sentirá tal como se siente: en óptimas condiciones.

En las pequeñas cosas de la vida hay recovecos donde también se esconde la felicidad, y encontrarla ahí agazapada, mostrando que son esas cotidianidades hechas en equipo, las que sustentan un hogar, da satisfacción, mientras el cansancio se distrae con la segunda taza de café mañanero.

Mi contenido es original
La primera imagen la diseñé con la aplicación Bitmoji, las otras las tomé exclusivamente para hacer este post en Steemit.