Allí vas con tu cargamento, lo llevas en la espalda, que difícil y pesado es, en ocasiones te tumba y vuelves a levantarte y a levantarlo a él.

El peso no permite que nos veamos como verdaderamente somos, es decir nos olvidamos por completo de quienes fuimos, de nuestras capacidades, de nuestras habilidades para afrontar la vida, las fortalezas que obtuvimos a través de las experiencias y todos los logros que alcanzamos a lo largo del vivir.

No existen pequeños o grandes logros, todos son importantes…entonces que fue lo que pasó en tu vida que dejaste de creer en ti y te colocaste esa carga pesada que no te deja ver el valor de lo que haces. Te estás exigiendo demás a tal grado de no sentirte suficiente, conviertes tus pequeños hábitos en cárceles buscando la excelencia, como si de una competencia interna no dicha se tratara…quién puede llevar más peso. Dejamos de disfrutar para darle paso a la frustración por las metas que no alcanzamos, nos exigimos tanto que olvidamos que no somos maquinas productoras de éxito y validación ajena…ese peso, el que nos imponemos, el de competir…muchas veces nos arrastra.

Sentirnos insuficientes a todos nos ha pasado alguna vez: primero por esa tendencia de compararnos con otros, las experiencias del pasado también nos han marcado…suelta lo pesado del pasado. Lleva un equipaje más liviano. Sal de la basura mental que te oprime, la búsqueda constante de la perfección es lo que más aplasta…la perfección no existe. Desenganchemos para celebrar nuestra fortaleza, aprendamos de las debilidades y logremos abrazar la belleza de nuestra propia autenticidad.

Allí vas de nuevo, con menos carga, acompañado de otros que están ocupados en su propio embalaje y de vez en cuando apoyemos con los bultos aunque sean unos minutos a aquellos, pero que sea …con una sonrisa que sana, con un abrazo que nutra…soltemos.

@naylet