“LEPRA ESPIRITUAL”

Un saludos a mis amigos y hermanos de la comunidad Heartchurch, hoy quiero traer esta reflexión. Como seres humanos la Palabra de Dios nos dice que estamos separados de Él, por el pecado. Todos, dicen la Escrituras, que somos pecadores. Y a medida que vamos creciendo, en muchos casos, practicamos más el pecado. Así mismo, ocurre con nosotros los cristianos. Creemos en Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, sin embargo, fallamos y muchas veces seguimos practicando el pecado.

Y la peor enfermedad del ser humano es el pecado, porque le afecta toda su vida. Va carcomiendo nuestro ser y se puede convertir en un cáncer o lepra espiritual.

Hoy quiero compartir con ustedes la historia de un hombre que tenía una de las peores enfermedades, lepra; pero este hombre quería ser sanado. Por eso la reflexión de hoy la he titulado “Lepra Espiritual”. El pecado se convierte en una lepra en el ser humano. Estemos leyendo Marcos 5:12-13.

12 Sucedió que estando él en una de las ciudades, se presentó un hombre lleno de lepra, el cual, viendo a Jesús, se postró con el rostro en tierra y le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. 13 Entonces, extendiendo él la mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante la lepra se fue de él.

Gloria a Dios por su Palabra. Podemos observar que este hombre estaba totalmente cubierto de lepra. Y esta enfermedad le afectaba tanto su salud física, como también socialmente, ya que era separado de sus familiares y demás personas y nadie podía acercarse, porque eran inmundos.

Creo que una gran tribulación para este hombre, no poder compartir socialmente y además esta enfermedad que lo estaba destruyendo poco a poco. Algo realmente terrible. Así mismo ocurre con el pecado, aunque usted no lo crea, te va carcomiendo y afectando tanto tu vida, que puede separarte de tu familia y además tu salud se ve afectada. Como hijos de Dios, fallamos y muchas veces seguimos en el pecado y no queremos salir de allí. Hoy es el momento de tomar la mejor determinación de tu vida y es abandonar las prácticas pecaminosas que no le agradan a Dios.

Veamos como la actitud de este hombre, puede ayudarnos a sanar nuestra lepra espiritual, en primer lugar:

1.- Buscar a Jesús y humillarnos ante Él:

Aprendemos de este hombre que al ver a Jesús se postró rostro en tierra, se humillo ante nuestro Señor.

Como pecadores que somos no debemos osar levantar la cabeza con altivez, sino humillarnos ante Jesús. Si quieres ser sano de tu lepra espiritual, necesariamente debes tener una aptitud de humillación y avergonzarte de tus pecados.
Muchos quieren ser limpios por sus propios esfuerzos, pensando que ellos son autosuficientes. Al final te darás cuenta, que necesita de la ayuda de alguien más poderoso que tú, necesitas de Jesús.

Este hombre lleno de lepra, no se intimido, sino que fue en busca de Jesús, a pesar de su condición tan terrible que estaba viviendo. Tú puedes estar pasando por situaciones difíciles en tu vida. Quizás el pecado no te deja en paz, te agobia. Para ser libre, debes buscar al quien te pueda ayudar, y no es tu mejor amigo o un familiar, simplemente es Jesucristo, el único que puede sacarte de esa situación en la que estás viviendo. Pero tu actitud debe ser de humillación, porque lo que estás haciendo no está bien. A lo mejor piensas, pero yo no tengo pecado, soy buena gente, no pienso mal.

Te invito a reflexionar verdaderamente y veas todos esos pecados que hay en ti, si no eres capaz de reconocer tu condición de persona pecadora, nunca podrás ser limpio de la lepra espiritual. Porque tienes una actitud de altives y piensas que estás bien. Este hombre se postró rostro en tierra, no quería alzar su cabeza, le daba vergüenza su condición. Debes tener esta actitud, vergüenza ante el pecado. En 2do lugar, debes tener:

2.- El Deseo de estar limpio:

Debes anhelar ser limpio, para tener una mejor relación con Dios y con las demás personas. Así como este hombre estaba separado de la sociedad, y al pasar por algún sitio tenía que gritar: inmundo, inmundo, para que nadie se le acercara, el pecado te aleja de Dios. Tu vida espiritual se va enfriando, no tienes el deseo de orar, leer la Palabra de Dios, meditar en ella.

Pero debes tener el deseo de ser sano, el hombre de este episodio fue en busca de Jesús, deseaba ser sanado, quería vivir una vida normal y esta enfermedad se lo impedía. Es posible que tuvo que vencer muchos obstáculos para llegar hasta Jesús, había una multitud y su condición le impedía acercarse, pero nada le impidió llegarse hasta Jesús, porque deseaba de corazón ser limpio.

Tú necesitas desear ser limpio y saber que el único que lo puede hacer es Jesucristo, no hay otro. En cualquier condición que te encuentres hoy, Jesús es poderoso para sanarte y limpiarte de esa “Lepra espiritual”. Pero debes desear ser limpio.

En 3er lugar para ser sano de tu “Lepra Espiritual”, debes:

3.- Creer que Jesús lo puede hacer:

El hombre leproso creía firmemente que Jesús podía sanarlo. Fue hasta el lugar donde estaba Jesús, venciendo todos los obstáculos, se humilló ante Jesús y le rogaba que lo sanara.

Si tú te acercas a Jesús con una actitud de humillación, creyendo que Él lo puede hacer y le ruegas que te sane de esta “Lepra Espiritual”, no te abandonará, ni criticará tu condición, pero si te perdonará y te ayudará a vencer esta terrible enfermedad del pecado.

El hombre leproso recibió sanidad en ese momento, porque le creyó a Jesús y en una actitud de humillación le dice: “Señor, si quieres puedes limpiarme” y Jesús no falló, sino que sanó en ese instante a este hombre de su condición.

Hoy el Señor puede sanar tu vida de esta terrible enfermedad del pecado, debes seguir el ejemplo de este hombre leproso. Jesús quiere sanarte, limpiarte de esa lepra, pero tú debes anhelar ser limpio y creer que Él lo puede hacer. Te invito a que te acerques a Jesús, con una actitud de humillación, deseando ser limpio y creyendo que Jesús lo puede hacer y Jesús te dirá, como le dijo al leproso: “Si quiero, sé limpio”.

Debemos prepararnos cada día, la venida de Cristo está cada día más cerca, y debe encontrarnos como las vírgenes prudentes, preparados para su encuentro. No le des largas a tu condición pecadora, acércate a Jesús creyendo que Él lo puede hacer, no te fallará y te limpiará de esta terrible enfermedad del pecado. Jesús nos dice hoy: “Si quiero, sé limpio”, te toca a ti hacer el resto.

Dios te bendiga.