Recuerdo como al pasar de los años me enzarcé en muchas batallas con la vida. Intentando ganar todas las veces, sufrí heridas leves y graves, herí a otros y hasta pasé mucho tiempo lejos de aquellos a los que amé.

Tuve miles de derrotas, algunas veces gané un par de batallas. Pero siempre era común ver el cielo gris y oscuro por la nubes de tormenta.

Recuerdo siempre mirar arriba primero y decirme a mí mismo al contemplar aquel sombrío manto: “Hoy será una de esos días duros”.

Finalmente han pesado sobre mí los años, ya no tengo las mismas fuerzas para pelear y luchar, pero aún puedo mirar hacia arriba y revisar las nubes sobre mí. Ahora todo lo veo diferente, ahora puedo decir sin temor a equivocarme: “El cielo está despejado”.

… o quizá es que no estoy dispuesto a seguir peleando, no lo sé…