Concurso de cuentos #fotocuento - Semana 9: Lluvia

Nota: El presente relato participa en el concurso "Fotocuento", auspiciado por mi amiga @rahesi, quien es la propietaria de la siguiente imagen. Si quieren participar, chequen este post para conocer las bases del concurso. ¡Saludos!

Los días lluviosos son mis días preferidos en otoño. Me encanta contemplar las gotas que caen del cielo, aterrizando en la ventana de mi departamento; me ayudan a pensar, a reflexionar, a conciliarme conmigo misma. Podría estar relajada, con mi taza de té de cerezo en mano, sin ninguna otra preocupación que reunir el dinero para el viaje. 

Sin embargo, hoy el viaje no me preocupa; lo que me preocupa es que estoy jodida y desesperada.

Sentándome en la mesa, me pongo a hacer cuentas en lo que reflexiono sobre la situación. 

Fui despedida del trabajo sin ningún argumento válido y sin ninguna liquidación. La directora de la escuela en donde trabajaba había decidido reducir los sueldos y despedir a los maestros que llevaban tiempo laborando en la empresa. Lo curioso es que yo no llevaba tiempo en la institución; apenas llevaba un fregado semestre en ella. ¿Cuál fue la excusa, entonces, de mi despido?

Podría entender y justificar el despido si  yo hubiese participado en los videos que varios estudiantes habían grabado en los salones, haciendo mil obscenidades enfrente de los maestros sin que éstos intervinieran para quitarles el teléfono. No obstante, no estuve involucrada en nada de eso. ¿Y entonces? ¿Cuál era la causa de mi despido? Proponer y externar opiniones. Eso fue todo. Ni más ni menos. 

Ahora, algunos me dijeron que debería aprender a cerrar la boca cuando estoy en una junta de trabajo y estar de acuerdo en todo con el jefe. Otros me dijeron que las cosas se daban por algo. Realmente me da igual ambas cosas; ya estoy harta de mantener la boca cerrada y presenciar tanta injusticia en todos los lados a donde vaya. Estoy harta de la indiferencia de la gente ante esas situaciones.

Pero mierda, debo dejar eso de lado y centrarme ahora en una acción inmediata en lo que encuentro un trabajo. Podría empezar desde cero a vender mis diseños en las tiendas en línea especializadas, aunque las ventas no sean mi mayor fuerte y que éstas requerirán muchísima paciencia. O  montar un curso en línea en esas plataformas para maestros, aunque también eso me lleve tiempo.

Levanto la mirada. La lluvia sigue ahí, bañando con su esencia la ciudad, recordándome que la esperanza en medio de la lucha es lo último que muere.